Fuente: CNN
Con la salida este lunes del último soldado estadounidense de Kabul, la guerra en Afganistán ha finalmente concluido tras 20 años de duros combates entre Estados Unidos y sus aliados, y los miembros del movimiento talibán, que han recuperado el poder.
Este primer conflicto de la denominada «Guerra contra el terrorismo» comenzó en octubre de 2001 con el lanzamiento de la Operación Libertad Duradera por parte de la OTAN, liderada por EE.UU., y como consecuencia de los ataques terroristas perpetrados por al Qaeda el 11 de septiembre
Estados Unidos buscaba a Osama bin Laden, líder de al Qaeda y cerebro detrás de los atentados, que se creía escondido en Afganistán y bajo protección del Talibán que gobernaban el país.
Entre 2001 y 2014 EE.UU y la OTAN combatieron a las fuerzas talibanes que se habían replegado a zonas rurales, al mismo tiempo entrenando y armando al ejército del nuevo gobierno en Afganistán. Luego Libertad Duradera fue reemplazada por la Operación Centinela de la Libertad, de menor envergadura.
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La presión por poner fin a la guerra de Afganistán, de extensa duración y cada vez menos popular entre los estadounidenses, creció hasta que en 2020 el presidente Donald Trump inició un diálogo con los talibanes en Doha, Qatar, en el que se comprometió a retirar las últimas tropas estadounidenses a más tardar el 1 de mayo a cambio de garantías de que Afganistán no será usado como base de grupos terroristas y que las tropas estadounidenses no iban a ser atacadas durante la retirada, entre otros puntos.
Sin embargo el nuevo gobierno afgano y su ejército –entrenado y equipado por la OTAN–, no lograron mantenerse por sus propios medios y colapsaron rápidamente ante el avance de los talibanes y en medio del retiro de Estados Unidos.
¿Qué fue lo que pasó?
Tim Weiner, experto en Seguridad Nacional, dijo este lunes a CNN que la caída de Kabul «es la obra de cuatro presidentes y una larga lista de mandos militares que los engañaron».
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«Afganistán estaba condenado a caer cuando el expresidente Donald Trump y su secretario de Estado Mike Pompeo capitularon ante los talibanes en marzo de 2020. Durante los últimos 18 meses, no era cuestión de si Estados Unidos perdería, sino de cuándo», dijo.
Weiner describió los tres fallos históricos, a su parecer, de la intervención de EE.UU. en el país.
El primero fue fruto de «la ignorancia deliberada de los oficiales militares y de inteligencia estadounidenses, que no comprendieron la historia y la cultura de Afganistán». «Cualquiera que haya leído alguna vez un libro sobre el país sabía que ningún ejército de ocupación ha dominado nunca Afganistán».
«El segundo fracaso duradero fue la estrategia de contrainsurgencia impulsada por (general David) Petraeus y otros. Los militares y oficiales de inteligencia estadounidenses mataron a muchos miles de civiles afganos en su búsqueda de la victoria. Esto no gana los corazones y las mentes de la población», dijo.
«La tercera fue la externalización deliberada de la ‘construcción de la nación’ a los contratistas militares. La guerra era rentable para ellos. Para mantener el flujo de dinero, tendieron a presentar sus fracasos como éxitos. Esa práctica perniciosa también infectó los informes de los oficiales militares y de inteligencia a la Casa Blanca y al Congreso», concluyó.
El costo humano de la guerra
Casi 20 años después de la llegada a Afganistán, 2.442 soldados estadounidenses y 1.144 de diferentes países de la OTAN, además de al menos 3.846 contratistas, han muerto hasta la fecha.
Según estimaciones del Instituto Watson de la Universidad Brown, entre octubre de 2001 y abril de 2021 51.191 insurgentes han muerto en el mismo período en Afganistán, además de entre 47.000 y 71.000 civiles, y entre 66.000 y 73.000 fuerzas de seguridad afganas.
El 26 de agosto, cuando la evacuación de personal estadounidense seguía en curso, al menos 170 personas murieron en un ataque suicida perpetrado por el grupo terrorista ISIS-K contra una de las puertas del aeropuerto de Kabul, donde miles de personas se agolpaban esperando poder abandonar el país. Estas muertes se suman al alto costo humano del conficto hasta la fecha.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiado (Acnur) señala que hay además actualmente 2,6 millones de refugiados afganos (2,2 millones se encuentran en Irán y Pakistán) oficialmente registrados como tales, mientras que el número de desplazados internos por el conflicto asciende a 3,5 millones, 500.000 sólo en 2021.
Aunque la situación de los afganos se ha deteriorado en los últimos tiempos, Acnur destaca que el país ha estado sufriendo conflictos armados, desastres naturales, pobreza crónica y seguridad alimentaria desde hace más de 40 años.
El costo económico
Estados Unidos contribuyó con la mayor parte de las tropas de la OTAN en Afganistán (en el pico, en 2011, había 100.000 soldados estadounidenses en el país) y también con el grueso del gasto.
Según el Instituto Watson, entre 2001 y 2021 los Departamentos de Estado y Defensa de EE.UU. gastaron oficialmente U$S 978.000 millones en la guerra en Afganistán.
Existen, sin embargo, gastos adicionales indirectos como el cuidado médico de veteranos del conflicto y el pago de intereses por el dinero pedido prestado para financiar las operaciones, entre otros. Entre 2001 y 2021 se habrían gastado cerca de U$S 6,4 billones en las distintas las guerras iniciadas luego del 11S en Afganistán, Iraq, Siria y Yemen, entre otros lugares. Del total, US$ 2 billones corresponden a gastos oficiales de los Departametos de Defensa y Estado
El Reino Unido, en tanto, gastó unos U$S 30.000 millones (21.315 millones de libras esterlinas) en Afganistán, según datos de Ministerio de Defensa hasta el 2015, cuando la presencia británica en el país se redujo considerablemente tras concluir la Operación Libertad Duradera.
Alemania gastó unos U$S 19.000 millones entre gastos militares y otros rubros, de acuerdo a la cadena estatal Deutsche Welle.
Alemania y el Reino Unido fueron los principales participantes en la coalición de la OTAN durante los 20 años de guerra, después de Estados Unidos.