
Siempre criticado porque hace que los monoplazas de la Fórmula Uno se vean menos estéticos, el halo lleva cuatro años protegiendo a los pilotos de accidentes graves.
¿Cuándo fue la última vez que entró en acción? En el Gran Premio de Monza, donde protegió la cabeza de Lewis Hamilton del neumático trasero derecho del Red Bull de Max Verstappen. El británico sólo salió con una dolencia en su cuello.
El halo es un sistema de seguridad instalado en la parte frontal de la cabina del monoplaza para proteger la cabeza de los pilotos y que se usa desde 2018.
Está hecho de tres barras flexibles de titanio en forma de “T curveada” que pesa 10 kilogramos, algo que también provocó en su momento rechazo de los equipos al agregarle peso a los autos y afectaba en la aerodinámica.
Este dispositivo, que tiene resistencia de hasta 12 toneladas, tuvo su primera aparición en el Gran Premio de Bélgica de 2018, cuando salvó a Charles Leclerc, en aquel entonces en Sauber, de ser golpeado por la parte baje del McLaren de Fernando Alonso, tras un impacto con Niko Hulkenberg.
“Nunca he sido un fanático del halo, pero debo decir que estaba muy contento de haberlo tenido hoy sobre mi cabeza. No sé qué hubiera pasado sin él, pero en algunos casos es definitivamente útil”, dijo Leclerc después de aquella en Spa Francorchamps.
El 29 de noviembre del año pasado, el auto de Romain Grosjean se estrelló contra el guardarraíl y se incendió, pero, lo que arrojaron las imágenes tras el GP de Bahréin, es que el halo abrió las barreras por donde se atravesó el monoplaza y eso permitió que estas no impactaran en la cabeza del francés.