Este 14 de septiembre, el mundo conmemora los 700 años del fallecimiento de Dante Alighieri, el poeta florentino que atravesó el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso en su clásico La Divina Comedia.
Nacido en 1265 en Florencia, aunque no se conoce la fecha exacta, Dante Alighieri formó parte de una familia de cierta riqueza. Su vida, como la de muchos de sus contemporáneos, estuvo marcada por la pugna entre güelfos -divididos en blancos y negros- y gibelinos.
Dante, partidario de los güelfos blancos, como su propio padre, creía que Florencia debería librarse del control estricto del Papa. Es por ello que, con el triunfo de los güelfos negros y el Papa Bonifacio VIII en 1301, el poeta es exiliado.
Publicada fuera de su tierra, La Divina Comedia se encargó de ajustar cuentas por este exilio, pues situó a Bonifacio VIII, entre otros políticos florentinos, en el infierno.
Se trata de un poema de 100 cantos, escrito entre 1304 y 1321, dividido en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso.
En términos generales, relata el viaje alegórico de Dante por los tres sitios, guiado a través del infierno y el purgatorio por el poeta latino Virgilio, autor de la Eneida, y a través del paraíso por Beatriz, la amada de Dante.
A la vez, es una alegoría política, de una reflexión y diálogo filosófico con pensadores como Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, a quienes Dante se encuentra en su trayecto, y un viaje por reencontrarse con el amor de su vida.
Originalmente titulado La Comedia, el poema de Dante se llamó así en referencia a uno de los dos géneros clásicos, en contraposición a la tragedia.
El eminente poeta Giovanni Boccaccio, quien copió a mano las tres partes de la obra de Dante, fue el primero en llamarla “Divina”.
Entre sus múltiples contribuciones, a Dante se le llama regularmente el ‘Padre del italiano’, puesto que La Divina Comedia está escrita en toscano, un dialecto que se convirtió en la base del italiano moderno. Al poeta se le da crédito de haber unificado a la lengua con su obra.
La obra de Dante, específicamente esa, ha sido ilustrada o retratada por grandes nombres.
Quizá los más famosos son los grabados de Gustave Doré sobre la obra, pero también existen obras de Boticcelli, Miguel Ángel, Rodin y Dalí, entre muchos otros.