Daniel Vargas Reyes
“Con la mirada en los zapatos y la frente en alto”
La plaza Venustiano Carranza es, desde hace 12 años, el centro de trabajo de don Daniel Vargas Reyes.
A temprana hora, levanta la cortina metálica que resguarda las dos sillas para bolear en las que recibe a decenas de clientes.
Todo tipo de historias llegan hasta el “bolero Vargas” quien se confiesa dedicado al bienestar de su familia.
Su labor como ilustra calzado ha sido combinada con otras actividades como las ventas para así allegarse de más recursos y costear los estudios profesionales de sus tres hijos.
¿Cómo empezó de bolero?
Fue como a los ocho o diez años por la necesidad. Somos nueve hermanos, yo nací en Torreón y en 1985 nos vinimos a vivir a General Cepeda con mis abuelos, y años más tarde ya me vine a vivir a Ramos y tengo 12 años trabajando aquí en la plaza del Águila.
Un señor de 70 años, Felipe Camarillo Barrios, fue quien me enseñó a bolear; mi papá era albañil, tenía sus maquinas de hacer escobas, y yo me fui pegando a don Felipe y así aprendí.
¿Cuántos hijos tiene?
Tengo tres: Cinthia, Rebeca y Daniel que es el más chico, de 22 años, y ya se recibe de abogado la próxima semana, defensor en penal.
Las muchachas estudiaron carreras técnicas, siempre les dije en broma “estudien por si les toca un pandillero que ustedes lo mantengan”.
¿Cómo ha sido su vida laboral?
Yo trabajé de vendedor tuve varias capacitaciones para eso, fui taxista y le he hecho la lucha a todo.
A lo mejor aquí la gente nada más me ve así, pero aquí estoy con la mirada en los zapatos y la frente bien en alto.
De aquí ha salido para darles estudio a mis hijos, tengo mi casita humilde en Valle de las Torres y en Analco.
¿Con tantos años en este oficio, qué tanto le ha tocado ver?
Muchísimas cosas, y como ve ahorita atendí un piloto, llegó un abogado, vaya me ha tocado hasta bolear al señor gobernador Riquelme. Vinieron aquí a un evento y ya después nada más me hablaron para ir a darle la boleada, muy amable y un gusto servirles a todos por igual.
¿Cuánto tiempo tarda en la boleada?
Unos ocho a diez minutos, no hay truco, lo más importante aquí es lo que aprendemos de la escuela de la vida que me ha dejado como lección más importante el dedicarme a mis hijos.
¿Qué es lo que más le cuenta la gente?
Yo procuro no preguntarles nada por respeto, pero sí dejo que platiquen lo que quieran y es un momento de distracción. Aunque hay veces que tampoco habla nadie.
Historias hay muchas, desde su vida personal, el trabajo, la política y es una plática que agradecemos.
Aquí escuchamos de todo, pero aquí se queda y procuramos mucho el respeto para todos.
¿Quiénes son su clientela?
Pecaría al intentar mencionarlos porque posiblemente omita nombres, pero sí tengo muchos clientes, todos igual de importantes.
¿Qué es lo más bonito de su oficio?
Servir a la gente, lo hago con gusto y cada pesito que recibo se los dedico a mis hijos. Yo puedo andar con la misma ropa, pero lo poquito que gano es para ellos.
Lo que más me gusta de mi trabajo es desde hacerlo y convivir con la gente; lo que no me gusta es que quieran decirme cómo hacer mi trabajo ya que tengo toda la vida en esto, solo que me digan cómo lo quieren.
¿Cuál es su prioridad en la vida?
Mis hijos, darles el estudio, comunicarme con ellos y decirles que los quiero. Todo lo demás no me importa, mi prioridad es ellos.