Esta célula del cártel de Tijuana volvió a la luz por la nueva temporada de la serie de Netflix
Estudiaban en colegios particulares, eran de familias acomodadas y los deslumbró el estilo de vida del «Mon», uno de los líderes del cártel de Tijuana. La pequeña y poco conocida célula de los narcojuniors volvió a tema por la nueva temporada de «Narcos México 3», de Netflix.
Uno de los narcojuniors, quizá del único que existen fotos, será interpretado por el cantante Bad Bunny, cuyo nombre real es Benito Antonio Martínez Ocasio. El reguetonero es una de las celebridades más famosas en la actualidad, a quien el papel le llamó la atención.
«Me encantaron los Narcos originales, así que cuando anunciaron Narcos: México, estaba vendido; me siento honrado de ser parte del programa», compartió Bad Bunny al medio Entertainment Weekly.
Bad Bunny y El Kitty
El personaje del narco que interpretará Bad Bunny es el de Everardo Arturo Páez, mejor conocido como «El Kitty», en los noventa, la época en la que los hermanos Arellano Félix se volvieron famosos por la disputa con el cártel de Sinaloa en el trasiego de drogas.
«El Kitty» no venía de familias acomodadas, pero Ramón Arellano Félix le encomendó reclutar a jóvenes «fresas» que pudieran cruzar a Estados Unidos, a quienes se les conoció como los narcojuniors. Tanto Ramón, «El Mon», como «El Kitty», se la pasaban en fiestas, en las que Arellano Félix invitaba a todos los asistentes.
En una de esas fiestas fue que conocieron a Emilio Valdez Mainero, quien era hijo de un coronel que fue miembro de los guardias presidenciales, cuando aún existían.
Los narcojuniors reales de Tijuana
Otro de los reclutados fue Alfredo Hodoyan Palacios, quien era hijo de un empresario prominente en Tijuana. Hodoyan había estudiado en una escuela católica en San diego y podía pasar droga fácilmente en la frontera sin levantar sospechas, pues era ciudadano estadounidense al haber nacido en un hospital en EU.
Según un reportaje de Marie-Anne Connor en Los Angeles Times publicado en 1996, Cristina Palacios de Hodoyan, madre de Alfredo Hodoyan Palacios, aseguraba que su hijo no era un matón, sino un empresario inmobiliario que administraba las propiedades en renta de la familia.
«Si Alfredo me dice ‘mamá necesito un carro’, le compro un carro y pago por su gasolina. Si él está en quiebra, le pago la cuenta de su tarjeta de crédito», dijo en aquel momento la madre de Hodoyan.
Otros dos narcojuniors fueron Eduardo León, Fabián Martínez, Gustavo Miranda Santacruz y los hermanos Endir y Henain Meza Castaños. Todos fueron asesinados, incluso por los Arellano Félix.
De Fabián Martínez se decía que era un chico tímido, al que su padre tenía que organizarle partidos de beisbol para que jugara con otros niños, pero la entonces PGR le imputaba 12 asesinatos que incluían a un fotógrafo en Tijuana, un traficante rival junto a su esposa e hijo y un policía federal al que le disparó 30 veces.
Los narcojuniors y Jesús Blancornelas
En 1997, las autoridades de Tijuana realizaron un operativo integrado por el Ejército y la policía en coordinación con la Interpol, el FBI y la DEA para capturar a los cabecillas del cartel en el que se allanaron 50 viviendas.
El operativo se hizo tras el atentado del cártel de Tijuana en contra del periodista del semanario Zeta, Jesús Blancornelas, quien había publicado una lista que incluía los negocios de los Arellano Félix, así como los nombres de los narcojuniors.
Un mes antes del atentado en contra de Jesús Blancornelas, «El Kitty» fue capturado. Años después fue extraditado al país vecino del norte en donde se convirtió en testigo protegido del FBI y su colaboración fue importante para el momentáneo encarcelamiento de Joaquín «El Chapo» Guzmán, así como la detención de Benjamín Arellano Félix.
Su amigo, compadre y patrón, Ramón Arellano Félix, «El Mon», fue asesinado en pleno carnaval de Mazatlán supuestamente por Ismael «El Mayo» Zambada.