Aunque esta práctica de los años 20´s ha desaparecido, actualmente hay culturas que cada cierto tiempo les cambian la mortaja a sus muertos.
En la medida en que la religiosidad de las personas se fue acentuando cada vez más, el tema de la muerte tuvo una gran significación, llevando a cabo diferentes prácticas con el “tratamiento” de sus deudos fallecidos.
En la actualidad existen culturas en que cada cierto período de tiempo, a “sus muertos”, les acomodan o les cambian la mortaja.
En visitas que realizamos a diferentes archivos, nos encontramos con expedientes que refieren a una práctica realizada a principios de los años 20´s del siglo pasado, consistía en tomar fotografías a las personas recién fallecidas.
Esta práctica que surgió en Europa, se popularizó más en nuestra región cuando se trataba de niños.
Estas imágenes de “los angelitos”, básicamente consistía en tener un recuerdo del o los infantes que dejaban de existir.
Había fotógrafos que se anunciaban ofreciendo estos servicios, que no se hacían en el cementerio, más bien, en el seno familiar, tomados en el regazo de alguno de sus padres, en su carriola, recargados en un sillón y si tenían más hermanos, se hacían retratos grupales en donde permanecían todos parados y el muerto recargado entre algunos de ellos.
Estas prácticas poco a poco, fueron desapareciendo hasta lo que hoy hacemos como tradición, con motivo del “Día de los Muertos”.
Información de Arnoldo Bermea, Cronista de la ciudad.