Casi desde el origen del cine se muestra a los robots como seres avanzados que en cualquier momento pueden apoderarse del mundo, poniendo en peligro a la raza humana, como se ha visto en filmes como Metrópolis (1927), Terminator (1984) y Yo, Robot (2004), entre otros.
Sin embargo, hay quienes los han reflejado como fieles aliados, que, encantados con sus dueños, cumplen fidedignamente su labor de protección y acompañamiento.
Así están personajes como Bumblebee, en Transformers; el adorable WALL-E, en el filme homónimo de Pixar; Baymax, de Grandes Héroes, y ahora Jeff (interpretado por Caleb Landry Jones), en Finch, nuevo filme de Apple TV+. Ensamblado por un humano, tendrá como única tarea cuidar de su perrito durante el fin del mundo.
«El avance en la inteligencia artificial ha sido percibido como una increíble amenaza para la humanidad, y en esta trama estábamos muy interesados en ignorar completamente ese aspecto y tratar esta relación humano-robot en una forma distinta», explica el director Miguel Sapochnik (Game Of Thrones, House), quien no había dirigido una cinta desde Repo Men (2010).
«Enfocarnos en lo que Finch va a enseñarle a ese robot, cómo se lo enseña y qué necesita saber, ésas eran las preguntas más importantes y con las que nos guiamos para construir nuestra historia, en lugar de centrarnos en si el robot mataría a su amo y se apoderaría del mundo».
Finch (Tom Hanks), ingeniero en robótica que lucha por sobrevivir en un mundo donde una erupción solar casi extingue a la humanidad, encontrará en su perro, Goodyear, al único acompañante en el postapocalíptico mundo. Es su tesoro y necesita un cuidador para él.
«Ése es el objetivo de Finch, pero el arco aquí es la nueva relación que construye con Jeff, quien aprende, por su compañía, sobre la amistad. Esto torna su relación mucho más especial y poderosa de lo que pudo haber anticipado.
«La conexión entre los tres termina siendo un triángulo de soporte muy bueno, que va mucho más allá de la relación amo-sirviente», adelanta Hanks, en entrevista desde su casa.
Tal y como pasó en Náufrago (2000), donde su único coprotagonista era Wilson, una pelota de voleibol, ahora el ganador del Óscar vuelve a cargar prácticamente con el peso de una película, al ser el único humano en ella.
«Uno de los grandes desafíos era cómo comunicar todo cuando sólo soy yo en escena, con un perro y un robot. No hay nadie más con quien hablarlo, ningún otro actor con quien discutir e intercambiar ideas, alguien que trajera algo más al set. Era como estas obras de un solo hombre», dice el actor.
Si bien asegura que Finch es uno de los personajes más interesantes que ha encarnado, Hanks no cree tener similitudes con él, pues lo considera más inteligente y trabajador, además de que si él creara un robot, lo usaría para su beneficio.
«Si construyera un robot le pediría tareas simples, como sobar mis hombros, que se convirtiera en un experto en reflexología con mis pies, que me hiciera el sándwich más perfecto de crema de maní. Tiraría el control de la televisión por la ventana y haría que él se levantara a cambiar los canales y que limpiara lo que hace mi perro», bromea.
«Es genial imaginar todo lo que podría pedirle a un robot un tipo como yo, pero lo lindo de este filme es que, justamente, la razón por la que Jeff existe no es para complacer a Finch, sino para preservar la seguridad de su perro, y eso lo resume todo».
Producido por Robert Zemeckis (Volver al Futuro) y coprotagonizado por Samira Wiley, Laura Harrier y Skeet Ulrich, el largometraje llegará el viernes a la plataforma.