El olor del incienso que se extiende con el viento y la luz de las veladoras reflejada en las flores de los altares marcan la llegada el 1 de noviembre de los muertos a San Pedro y San Pablo Ayutla, en el distrito mixe de Oaxaca. Pero las fiestas no comienzan aquí. Para muchos, el 1 y 2 de noviembre son la culminación de varios días de preparación y la fiesta más esperada del año.