
Por Rubén Moreira Valdez
La prioridad más alta en estos momentos en el país es la gente, no como cliente de un régimen político, sino como sujeto de derechos que no solo deben ser respetados, promovidos y protegidos, sino extendidos en un ejercicio progresivo, bajo la más amplia protección.
Es, por eso, sumamente preocupante la propuesta de presupuesto enviada por el Ejecutivo Federal, de corte centralista, limitado y cortoplacista, que representa, además, como el año pasado, una regresión en las garantías con que ya contaban muchos mexicanos para poder hacer realidad el ejercicio de sus derechos humanos.
De ahí que la Alianza Va por México haya presentado un presupuesto alterno que modifica más de 92 programas e involucra reducciones y reasignaciones por 380 mil millones de pesos, más del 30 por ciento del monto reasignable para el 2022.
Nuestro país necesita recobrar el gasto de largo alcance y largo plazo, para impulsar el desarrollo, antes de que sea demasiado tarde, y no haya presupuesto suficiente para reparar los daños y subsanar las inequidades.
Priorizando los verdaderos grandes temas para enderezar el rumbo, son cuatro los ejes de acción propuestos en el presupuesto alterno: federalismo, reactivación económica, impulso a la mujer y política social, que buscan la consecución de tres grandes objetivos: crear bienes públicos valiosos para todos, activar la economía a través de la inversión pública y reorientar los criterios de redistribución de la riqueza.
La propuesta de Va por México se desarrolló para fortalecer la democracia y la pluralidad en el país. Por un lado, busca restituir derechos cancelados a las y los mexicanos en aras del clientelismo, de manera que se retomen las vías de desarrollo social orientadas a garantizar el acceso universal a los servicios de salud, educación, alimentación y empleo digno. Por otro, es producto de la opinión de diversos sectores de la sociedad civil, como resultado de un ejercicio genuino de parlamento abierto.
No obstante sus claros beneficios, y la representatividad de la Alianza Va por México, que en realidad abandera las causas de la mayoría de los mexicanos, la posibilidad de que esta propuesta prospere es baja, si no hay apertura a los acuerdos en la bancada de Morena.
Si la revancha política sigue siendo su motor, no dejar pasar nada que provenga de la oposición, aunque sea pertinente, razonable y necesario, seguirá siendo la situación imperante en la Cámara de Diputados. Esto afecta terriblemente a México.
Cada diputado federal es un representante de la nación, antes que de un partido o de un gobierno, y su responsabilidad es para con el pueblo de México, sin particiones. Bajo esta realidad innegable, se espera un debate, no un combate; acuerdos y conciliación, no ríspidos desencuentros y más discordia.
El debate es apertura, el combate obcecación. Que no diga quien combate que debate, porque su intención será hacer pasar una imposición por una concertación, y a México, hoy, eso lo debilita.