Desplegados como alas por modelos muxes o recogidos sobre los hombros, envueltos en el cuello y hasta alrededor de la cabeza, los rebozos tradicionales de México protagonizaron la pasarela que anoche presentó el Centro Cultural Los Pinos en el encuentro Original, espacio de exhibición para el trabajo artístico de pueblos y comunidades creativas del País.
Fabricados en telar de cintura o de pedal, los rebozos que vistieron modelos de todos los géneros y personalidades -la mayoría, eso sí, con cabello rigurosamente trenzado- conjugaron urdimbres lo mismo de Tenancingo, Estado de México, que de Santa María Del Río, San Luis Potosí, o de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca.
Aunque recibieron multitud de aplausos, las ovaciones más entusiastas fueron para la treintena de artesanos textiles que también caminaron por la pasarela dispuesta en la casa Miguel Alemán, la antigua residencia presidencial. Los mayores lo hicieron del brazo de quienes modelaron sus prendas -de algodón, lana, seda o artisela – y los más jóvenes delante de estos.
Mónica Hernández Lorenzo, Rubén Núñez, Víctor Hugo Rodríguez y Cecilia Bautista fueron algunos de los creadores que asistieron desde sus localidades al desfile con curaduría de la antropóloga Marta Turok y la escritora Ana Terán y ambientada con música de marimba de Juan Pablo Villa y dirección escénica de Antonio Zúñiga.
También se exhibieron obras de artesanos que fallecieron durante la pandemia y en cuya representación acudieron sus familiares.
De 71 años y originario de Tenancingo, el rebocero Adolfo García Díaz fue de los primeros en cruzar la pasarela eslabonado con los jóvenes que portaron sus creaciones. Desde 1928 su familia teje estas prendas, cuenta en entrevista. Él es la cuarta generación, ha enseñado el oficio a sus hijos y nietos y también fundó la Escuela de Rebozo de Tenancingo.
Tejer este textil es un ejercicio de memoria, dice.
«Cuando lo hago recuerdo a mi abuelito, a mi abuelita, a mi Papátodos ya fallecieron. Ellos me inculcaron el amor por el rebozo y son mi motor».
Las prendas en exhibición, como las de Mónica Hernández Lorenzo, de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca, rescatan técnicas en extinción como el tinte con caracol púrpura.
Si en 2003 el panorama del rebozo parecía poco promisorio, para el clásico de Jaspe, ahora Turok, promotora del reconocimiento y el rescate de esta prenda tradicional mexicana, avisora tiempos más favorables.
«No hay que dar por muertas las cosas: hay que auspiciar, abrir espacios, motivar», apremia la antropóloga, envuelta en su rebozo y arropada por los reboceros que, tras la pasarela, desfilan espontáneos hacia ella.
Las actividades de Original continúan hasta el domingo. El programa se puede consultar en https://original.cultura.gob.mx.