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Carolina Salomón
Solo 23 años tenía Irving, el estudiante de gastronomía que desafortunadamente falleció a causa de un coágulo en el cerebro, su familiares atribuyen que el joven pudo haber pasado por una emoción fuerte, tal vez un susto o un coraje que le provocó un derrame cerebral.
Desde la infancia le detectaron algunas fallas en su cerebro, sin embargo, pudo llevar una vida como cualquier otra persona, estudió en La Salle, hizo su preparatoria en colegio Vizcaya, después vivió en Monterrey donde empezó una carrera, pero no le gustó y se regresó a Monclova con el sueño de convertirse en chef, y para ello estudiaba en el Instituto Gastronómico donde cursaba su último semestre.
Era hijo de los maestros, Andrea Cedillo y Orbelín Cruz, hermano de una niña de solo 10 años de edad que hoy no logran asimilar la muerte de Irving pues era un joven sano, carismático, noble y dedicado a los estudios.
Su pasión era la cocina donde podía pasar mucho tiempo preparando diversos platillos para sus familiares y amigos, desafortunadamente su corazón dejó de latir el sábado 20 de noviembre y fue velado y sepultado en el parque funeral Las Misiones.
El sábado a mediodía ingresó a la clínica Kali donde médicos estaban por realizarle algunos estudios porque presentaba temperatura, dolor de cabeza y otros malestares causados por su padecimiento.
Le gustaban los videojuegos, la música, preparar postres, no fumaba, tampoco bebía alcohol y era un joven de casa y muy unido a su familia.
Su familia sabía que tenía un coágulo en el cerebro y que una emoción fuete, como un susto, coraje o angustia podría provocarle un derrame.