La promesa hecha por su madre de llevarlos a Disney animaba los días solitarios de Samuel Kishi y su hermano Kenji, cuando de niños tuvieron que mudarse a Estados Unidos y quedarse encerrados mientras ella iba a trabajar.
Aquella ilusión no se limitó al parque de diversiones, pues inspiró, muchos años más tarde, a Kishi para hacer su película Los Lobos, que ahora lo hará llegar a los Premios Goya, máximo reconocimiento fílmico en España.
La historia del tapatío fue anunciada este lunes como nominada en la categoría de Mejor Filme Iberoamericano, donde competirá con Canción Sin Nombre (Perú), La Cordillera de los Sueños (Chile) y Las Siamesas (Argentina).
«Como familia significa muchísimo, todo lo que somos se lo debemos a mi mamá, incluso el gusto por narrar. Siempre acompañó nuestra educación con los cuentos, con narrativas, con la creación de memoria con radio y casetes. Le debo muchísimo, esto es un gran homenaje para ella.
«Sí nos llevó, pero ya ni me acuerdo de Disney, me acuerdo de otros momentos más importantes juntos como manada, como escuchar a mi mamá en la grabadora, cuando llegaba a contarnos cuentos. Nos convirtió en narradores, somos unos apasionados por contar historias y por verlas», reflexionó el cineasta en entrevista.
El lunes, desde muy temprano, al conocerse las nominaciones, el también director de Somos Mari Pepa empezó a festejar con mensajes con amigos, familia y colaboradores, pero acotó que con esta oportunidad, estará lleno de trabajo.
«Está chistoso que no tiene nada de glamoroso (la nominación). Después de las buenas noticias, andamos viendo cómo seguimos generando. Lo más importante es hacer ruido, que los académicos sepan que existe la película y la vean», adelantó el cineasta.
Kishi cree que los temas de su filme serán bien entendidos por los votantes, pues su largometraje gira alrededor de la migración, la maduración, la formación de un hogar y hasta el encierro, como el que el mundo vivió recientemente por la pandemia.
El director, cuyo filme ya ganó dos premios Ariel, también tiene una promesa pendiente: llevar a los niños protagonistas de su historia a Disney.
Mientras la cumple, comenzó a hablar con sus padres para llevarlos a Madrid para el Goya.