Ronnie Coleman tuvo que pagar los excesos de querer convertirse en el mayor fisicoculturista en la historia del deporte.
El estadounidense fue 8 veces campeón del Mr. Olympia, el reconocimiento más importante en la industria, a un alto costo: tener que pasar el resto de su vida en silla de ruedas.
Coleman nació el 13 de mayo de 1964 en Luisiana, Estados Unidos. Fue jugador de futbol americano en la Universidad Grambling State de la que se graduó, con honores, de la carrera de Contabilidad.
Las pocas oportunidades de empleo que encontró lo orillaron a trabajar en cadenas de comida rápida, viviendo una de sus peores épocas, ya que tenía que comer las sobras de la pizzería donde trabajaba o hamburguesas que intercambiaba con trabajadores de otras cadenas.
Ahí tomó una de las decisiones que le cambió la vida, pues buscó formar parte del cuerpo de Policía de la ciudad para tener garantías como seguridad hospitalaria, pensión y, lo mejor de todo para él, un lugar donde entrenar.
Tiempo después de enlistarse y conseguir el empleo, recibió la oportunidad de entrenar gratis en un gimnasio local, gracias a la visión del dueño del gimnasio Metroflex Brian Dobson, quien incitó al, a la postre apodado “Rey”, a iniciar en el fisicoculturismo.
El resto es historia. El policía de 1.80 de estatura, que en su mejor momento llegó a pesar 134 kilos, se convirtió en el segundo atleta en ganar 8 Mister Olympia seguidos, el único que lo ha logrado en los últimos 30 años.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas. Para llegar a su mejor nivel, el atleta norteamericano tuvo que hacer cosas sobrehumanas como comer tres kilos de pollo al día y cargar más de una tonelada de peso en prensa y más de 270 kilos en sentadilla libre, algo que le dejó secuelas para toda la vida.
En 1996 se le diagnosticó una hernia de disco que lo alejó del gimnasio un tiempo. Los doctores le prohibieron volver a cargar tal peso, pero Coleman decidió hacer lo contrario. Dos años después, el “Rey” se montaba 350 kilos sobre su espalda y conseguía su primer Mister Olympia.
“No cambiaría nada” dijo Coleman a CANCHA sobre las lesiones provocadas por el excesivo peso, “fui fuerte toda mi vida, no creo que haya tenido algo que ver. En la Universidad estaba en el equipo de futbol americano y tenía cargas fuertes, incluso también en la secundaria, tuve una fuerza natural toda mi vida y qué más podía hacer”, contó entre risas.
La más reciente de las 15 operaciones de espalda y cadera que lleva Coleman se dio en 2020. A partir de ahí ha requerido muletas o asistencia para caminar y, cuando las distancias son mayores, se tiene que apoyar en una silla de ruedas eléctrica.
Aunque los doctores asumen que fue por la carga que tuvo durante su carrera, el atleta considera que su falta de movilidad se dio por una mala intervención quirúrgica.
En febrero asistió a una certificación para entrenadores de fitness en México. Necesitó el apoyo de dos fisicoculturistas para poder bajar las escaleras y subir al auto.
Pero así ha sido su nuevo estilo de vida, de hecho, el “Rey” afirmó que ha viajado más desde su retiro de las competencias, que cuando estuvo en activo, algo que lo mantiene feliz y ligado a lo que siempre amó, el fisicoculturismo.
“Llevo mi conocimiento a más de 130 países, me tiene muy ocupado y en el camino. Hago apariciones en eventos y exposiciones de fisicoculturismo, me mantengo más ocupado que cuando competía, porque antes no viajaba, era estricto con eso porque estuve muy enfocado en entrenar y estar en casa, ahora viajo unos 100 días al año. Estoy muy ocupado, pero feliz”, declaró.
Ronnie Coleman se convirtió en el hombre más musculoso del mundo durante 8 años seguidos y aunque eso le costó perder la movilidad, su amor por el fitness, que sigue practicando a pesar de las operaciones, lo colocan como el fisicoculturista más resiliente de la historia.