El postre como plato después de la comida no es esencial, aunque sí es muy importante ingerir al menos tres frutas diarias, así como productos lácteos, especialmente queso y uno o dos yogures enteros naturales.
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Conseguir una alimentación saludable a través de una dieta equilibrada y, a veces, unida al objetivo de perder peso, es una de los propósitos más habituales con la llegada del año nuevo. En cuanto a alimentación se refiere, existen creencias muy arraigadas como que el desayuno es la comida más importante del día, hay que beber dos litros de agua al día o es necesario realizar cinco ingestas diarias.
Y, al hablar de cinco comidas al día, se plantean estas preguntas: ¿postre sí o no? ¿el postre es imprescindible para una dieta equilibrada? ¿y si el objetivo es perder peso? Para Enric Sánchez, co-coordinador del Grupo de Trabajo de Dietoterapia en la Obesidad de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo) e Investigador del IRB, en Lleida, el postre en sí mismo como último plato después de la comida y la cena no es esencial para conseguir una dieta equilibrada, sobre todo, si el postre se asocia a productos dulces.
“Lo que sí es imprescindible es (consumir) las tres frutas de temporada como postre típico diario, así como productos lácteos; principalmente queso y yogur enteros naturales (uno o dos al día)”, explica este Sánchez.
Asimismo, el portavoz de la Seedo aclara que el consumo de frutas de temporada y lácteos se puede hacer tanto después de las comidas principales como repartidos entre la media mañana y la merienda. En este sentido, Rosa Arnau, vocal de Alimentación del Ilustre Colegio de Farmacéuticos de Castellón (ICofcs), destaca que la fruta es la mejor opción si decidimos tomar postre, ya que se trata de un alimento con bajo contenido calórico que es necesario para tener una dieta equilibrada y que, al dejar de consumirlo, puede provocar deficiencias nutricionales.
“También se cree que la fruta consumida al final de la comida disminuye la absorción de nutrientes, algo inexacto ya que incluso lo favorece: por ejemplo, la vitamina C de la naranja facilita la absorción del hierro”, detalla esta farmacéutica experta en nutrición.
Por otra parte, Arnau recuerda que lo ideal es consumir la pieza de fruta entera para aprovechar todas sus propiedades y su contenido en fibra y, para que sea más atractiva, propone recetas como brochetas de frutas o postres a base de frutas frescas como los helados caseros, sorbetes caseros o combinar la fruta con algún producto lácteo como el yogurt natural, el queso fresco o el requesón.
Con respecto a qué postres se deben evitar, ambos expertos consultados por CuídatePlus coinciden en que se deben eliminar de nuestro menú aquellos ultraprocesados cuyo ingrediente principal es el azúcar simple y que aportan una cantidad extra de carbohidratos. Algunos ejemplos de estos productos, indica Sánchez, son las rosquillas, los pasteles, las tartas, las galletas, los helados, los sorbetes, el chocolate, los postres lácteos procesados como los flanes, las trufas, los brownies, las mousses o el tiramisú. Además, este nutricionista subraya la necesidad de evitar aquellos postres que contengan café o alcohol.
Estoy a dieta para perder peso: ¿postre sí o no?
Otra situación que genera dudas sobre la idoneidad de tomar postre en cuando una persona quiere perder peso. Al respecto, Sánchez resalta que las personas que quieren perder peso, solo deberían perder grasa: “Es importante está aclaración porque el entrenamiento del músculo es parte fundamental para las personas con unos kilos de más”. Además, este experto subraya la importancia de practicar ejercicio con una intensidad moderada, en la que cueste hablar, pero que no llegue a ser tan intenso que pueda provocar el ahogo.
A continuación, Sánchez propone un menú basado en la dieta mediterránea con las mejores opciones de postre con el objetivo de perder grasa:
- Desayuno: Infusión. Pan con mermelada de ciruelas. Mandarinas.
- Media mañana: Yogur natural con uvas pasas.
- Almuerzo: Alcachofas al horno. Tacos de pollo guisados con puré de nabos. Rodajas de manzana con zumo de limón.
- Merienda: Yogur tipo griego con kiwi.
- Cena: Crema de remolacha. Caballa al papillote puerros. Pera.
Sobre este menú repartido en cinco ingestas, Sánchez comenta que si una persona organiza su dieta en tres comidas al día puede juntar el desayuno con la media mañana y la cena con la merienda. “El dietista-nutricionista deberá adaptarse a la vida del paciente para tratar de forma individualizada cada persona”, añade.
En cuanto a la pérdida de peso, Sánchez aconseja incluir un puñado de frutos secos naturales porque “aunque puede parecer contradictorio querer perder grasa y comer frutos secos con mucha grasa vegetal, no lo es” porque “la composición de ácidos grasos poliinsaturados confiere a los frutos secos unas propiedades nutricionales excepcionales”.
Además, tanto Sánchez como Arnau recomiendan eliminar de la dieta, especialmente si el objetivo es perder peso, aquellos productos elaborados con mantequillas y otras grasas poco saludables como los ultraprocesados mencionados anteriormente.
La fruta, el postre perfecto para niños y mayores
Según las fuentes consultadas en este reportaje, los niños y las personas más mayores no precisan unas directrices a la hora de elegir postre en comparación con los adultos, a no ser que tengan alguna enfermedad que así lo requiera. Por tanto, el alimento estrella para cerrar un almuerzo o una cena vuelve a ser la fruta.
“Lo ideal es acostumbrarlos (a los niños) a que coman fruta fresca todos los días, ofreciéndosela pelada y troceada para que les resulte fácil de consumir”, apunta Arnau y prosigue: “También podemos hacer postres más creativos utilizando la fruta como base y añadiendo gelatina o yogur natural”.
En su opinión, los helados de fruta son otra opción saludable para los más pequeños de la casa, sobre todo, en los meses de más calor. En este punto, Sánchez recuerda que las cantidades de los niños deben ser menores que las de los adultos y comenta que se puede promover el consumo de fruta con presentaciones que tengan diversidad de colores para que sean más atractivas.
Con respecto a cómo elegir el postre para las personas mayores, Arnau insiste en que igualmente la mejor elección es la fruta, aunque si existen problemas de masticación o de deglución conviene optar por frutas de textura blanda, cocinarlas al horno como puede ser el caso de las manzanas o las peras e, incluso, elaborar comportas naturales con fruta fresca. “De esta forma, es más fácil el proceso de masticación si no tienen tanta fuerza en la musculatura de la boca, o todas las piezas dentarias o problemas de disfagia (para tragar)”, incide Sánchez.
Postres caseros solo para ocasiones especiales
En cuanto a otras opciones, además de la fruta, Arnau pone de manifiesto que en el mercado existen ingredientes que permiten la elaboración de postres saludables y que pueden ser incluidos en la dieta de las personas mayores, siempre que se consuman con moderación y junto con una alimentación apropiada para su edad.
“El uso de harinas integrales resulta ideal para la elaboración de panes, tortas y galletas ya que debido a su contenido en fibra dietética ayudan a mejorar la digestión de los adultos mayores y a disminuir los problemas de estreñimiento, característicos de esta etapa de la vida”, destaca.
Para la vocal de Alimentación del ICofcs, estos postres caseros como tartas con moras y frambuesas son ricos en antioxidantes y pueden endulzarse con edulcorantes naturales porque su uso no tiene un impacto negativo en los niveles de azúcar de los adultos mayores. “El consumo de chocolate negro y su uso en postres también es favorable para la salud del adulto mayor ya que el chocolate con mayor contenido de cacao protege el sistema cardiovascular, disminuye la hipertensión, tiene efectos relajantes y además posee un bajo contenido de azúcar, lo cual es propicio para las personas con diabetes mellitus”.
Según Arnau, estos postres caseros también serían aptos para los más pequeños de la casa siempre que sea de forma ocasional. “Está bien comer un postre de vez en cuando para satisfacer los pequeños antojos, siempre teniendo en consideración estas recomendaciones y evitando los excesos, lo cual nos permite a personas de todas las edades preservar y mantener una buena salud”, concluye.