Por medio de una terapia génica estos investigadores han conseguido reducir los efectos de la edad en un grupo de ratones sanos
GIZMODO
Aunque aun quede muchísimo camino por recorrer, hoy estamos un poco más cerca del secreto para la eterna juventud después de que un grupo de científicos haya dado con un método para revertir el envejecimiento de las células en ratones.
Como han explicado en una nueva investigación publicada en la revista Nature Aging, un grupo de investigadores ha puesto en marcha una terapia génica que permitía reducir los efectos de la edad en un grupo de ratones sanos. Modificando un conjunto de moléculas conocidas como los factores Yamanaka, estos científicos descubrieron que podían “reprogramar parcialmente” las células para rejuvenecerlas. Y lo mejor de todo es que lo han conseguido sin que los sujetos hayan sufrido ningún tipo de consecuencia negativa
“Queremos devolver la plena funcionalidad a las células envejecidas para que sean más resistentes a enfermedades y lesiones. Nuestros resultados demuestran que, al menos en ratones, hay un camino para lograrlo”, explicaba el biólogo español Juan Carlos Izpisua, uno de los autores principales del estudio.
La técnica de estos investigadores no solo consigue retrasar el reloj epigenético de las células —un indicador bioquímico que puede medir la edad en función de los niveles de metilación del ADN— sino que además es capaz de mejorar implícitamente sus funciones, como explica Izpisua: “Además de abordar las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, este enfoque puede proporcionar a la comunidad biomédica una nueva herramienta para restaurar la salud de los tejidos y del organismo, mejorando la función y la capacidad de recuperación de las células en diferentes situaciones de enfermedad, como las enfermedades neurodegenerativas”.
De aquí a encontrar la fórmula para la eterna juventud hay un trecho. Para empezar, los investigadores todavía tienen varios interrogantes que responder, como por qué funciona mejor en unos tejidos que en otros o a partir de qué momento esta terapia se muestra incapaz de servir de ayuda a las células. Además, todavía estamos hablando de ensayos clínicos en ratones. Sobra decir que trasladar este tipo de terapias a nuestro organismo supone todavía un reto mucho mayor. Pero aunque este proceso esté todavía lejos de convertirse en nuestra fuente de la eterna juventud particular, es tremendamente ilusionante lo que han conseguido este grupo de científicos.