Cuando se trata de guerra, los generales dicen que «el tamaño importa».
Pero dos semanas después de la invasión a Ucrania por parte del Presidente Vladimir Putin, en la guerra terrestre más grande de Europa desde 1945, la imagen de un Ejército ruso como uno que otros países deberían temer se ha hecho añicos.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania, que se ven empequeñecidas por el poderío ruso, de alguna manera han logrado bloquear a su oponente.
Los soldados ucranianos han matado a más de 3 mil efectivos rusos, según estimaciones conservadoras de Washington.
Los militares del Kremlin se han visto afectados por la baja moral, así como por la escasez de combustible y alimentos. Muchos se han rendido.
Sin duda, la mayoría de los expertos aseguran que Rusia eventualmente someterá al Ejército de Ucrania.
Las Fuerzas Armadas de Rusia, con 900 mil soldados en servicio activo y 2 millones de reservistas, son ocho veces más grandes que las de Ucrania.
Pero con cada día que aguanta el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, las escenas de una Rusia frustrada golpeando, pero sin lograr acabar, a un oponente más pequeño destacan más.
El resultado: los militares en Europa que una vez temieron al Kremlin dicen que no están tan intimidados por las fuerzas terrestres rusas como lo estaban antes.
El hecho de que Rusia haya abandonado tan rápidamente los ataques quirúrgicos, y en su lugar haya matado a civiles, podría dañar las posibilidades de Putin de ganar una guerra a largo plazo.
Las tácticas brutales pueden eventualmente abrumar las defensas de Ucrania, pero es casi seguro que alimentarán una insurgencia sangrienta, dicen analistas militares.
Sobre todo, el Kremlin ha expuesto a sus vecinos europeos y rivales estadounidenses las lagunas en su estrategia militar que pueden explotarse en futuras batallas.
Los altos oficiales rusos han demostrado ser reacios al riesgo, dijeron funcionarios estadounidenses. Su cautela explica por qué aún no tienen superioridad aérea en Ucrania, señalaron.
«Hoy, lo que he visto es que incluso este enorme Ejército no es tan grande», manifestó el teniente general Martin Herem, jefe de defensa de Estonia.
Todos los días, los funcionarios del Pentágono advierten que las fuerzas armadas de Rusia pronto corregirán sus errores, tal vez cortando las comunicaciones en todo el país, separando a Zelensky de sus comandantes.
O Rusia podría intentar cerrar el sistema bancario de Ucrania, o partes de la red eléctrica, para aumentar la presión sobre la población civil.
Incluso si no lo hacen, los funcionarios aseguran que un Putin frustrado tiene el poder de fuego para simplemente reducir a Ucrania a escombros, aunque estaría destruyendo el premio que quiere.
El uso de ese tipo de fuerza expondría no sólo los errores de cálculo que cometió el Kremlin al lanzar una invasión compleja de tres lados, sino también los límites de las mejoras militares de Rusia.
Pero al final, los oficiales militares dicen que todavía esperan que el tamaño sea importante.
«El avance ruso es pesado», indicó el viernes pasado el general retirado Philip M. Breedlove, ex comandante supremo aliado de la OTAN para Europa, en un evento virtual de la Conferencia Atlántica sobre la crisis.
«Pero es implacable, y todavía queda mucha fuerza por aplicar».