Decenas de migrantes marcharon ayer esta ciudad de Chiapas para exigir frenar la corrupción en el Instituto Nacional de Migración (INAMI), cuyos agentes, afirmaron, les piden dinero para obtener tarjetas provisionales que les permiten transitar por el país rumbo a la frontera con Estados Unidos.
Luego de caminar de la explanada Bicentenario a la 36 Zona Militar, donde se realizó conferencia mañanera del Presidente Andrés Manuel López Obrador, los migrantes se cosieron la boca, pues, lamentaron, no tienen derecho a opinar sobre sus derechos como personas.
«Arde, arde», se quejaban mientras las agujas penetraban en sus labios.
«Yo no, porque voy a hablar», justificó Irineo Mújica, uno de los veteranos organizadores de las caravanas de migrantes.
En total, 12 migrantes, dos mujeres entre ellos, se cosieron los labios.
Otros, en su mayoría venezolanos y africanos, reclamaron a gritos una solución para transitar por el territorio nacional sin ser detenidos.
Sus exigencias se escucharon hasta donde transcurría la mañanera del Presidente López Obrador, quien llamó al Comisionado del INAMI.
«Le he pedido a Francisco Garduño (Comisionado del INAMI), que está aquí en Tapachula, que atienda a los migrantes, que dialogue con ellos y se busquen opciones y que se busquen alternativas», instruyó el tabasqueño.
«Lo que nos piden es plata y plata, eso es lo que piden, dinero. Venimos de una lucha de nuestro país, no traemos ni un bolívar y lo que Migración pide es plata y más plata, hasta ahora que llegó el Presidente (López Obrador) es como nos atendieron», dijo Julio Mejía, de Venezuela.
De acuerdo con la versión de los migrantes, agentes de Migración les piden entre mil 500 y 2 mil dólares para obtener una «visa».
El venezolano Wilberto José afirmó que él realizó su trámite para obtener ese documento, pero en Nuevo León, en otro retén migratorio, les indicaron que salvoconducto no es válido.
«Que sólo tenía validez en Tapachula, detuvieron a 12 venezolanos, es un engaño», denunció Wilberto.
«Es una forma de protestar de manera pacífica para conseguir nuestro objetivo, que es la visa, para transitar libremente por el país, nos nos hacen caso (en el INAMI) necesitamos una solución pronta», dijo el también venezolano José Rodríguez,
También solicitaron alimentos, un techo y hasta baños dignos.
«Somos perseguidos políticos en nuestros países y resulta que aquí también nos persiguen», añadió Gregorio Rodríguez, de Venezuela
‘Primero los cosidos’
Tras la instrucción presidencial, Francisco Garduño se apoyó su mano derecha: Héctor Martínez Castuera, director de Coordinación de Oficinas de Representación del Instituto.
A gritos, el ex jugador de fútbol americano se convirtió en el mariscal de campo del Comisario.
«A ver, primero los cosidos, primero los cosidos», ordenó Martínez.
El funcionario se metió entre los migrantes, regañó, alzó la voz y les prometió que no serían llevados a la estación migratoria Siglo XXI, donde otros 300 migrantes esperan ser deportados.
«¡Que no, que no! Entiende. No los vamos a llevar al Siglo XXI, va a ser en Ciudad Hidalgo, para darles las tarjetas», enfatizó Martínez, en tono molesto.
«Mi esposa ya esta arriba del camión», suplicó un migrante privilegiado con el otorgamiento de la «visa».
«¡Para que se separa! Ahora hágase para allá, ahorita», regañó el funcionario al migrante.
«¿Así nada más? ¿Nos dan documentos y ya? No les creo. Están muy dadivosos, a dónde nos llevan. No cuadra», dijo Cynthia Silva, mujer que viene de Honduras.
«Los llevamos a Ciudad Hidalgo, en la oficina del INAMI les van a dar la tarjeta», insistió Martínez.
«No los voy a llevar al Siglo XXI, no estaría aquí yo», gritó el mando de Migración.
Durante la estancia del Presidente en Tapachula, el personal del organismo federal fue amable con los migrantes.
Cuando López Obrador partió hacia Arriaga, las llamadas «polleras», así son identificadas las camionetas de Migración, volvieron a operar y a interceptar a migrantes.