Sin hablar inglés, con sólo una mochila y unos tenis desgastados, Jesús Jerónimo Pérez tuvo que buscar la manera de salir de Kiev el primer día de los bombardeos rusos en Ucrania.
El mexicano de 56 años de edad, «milusos», como él se describe, llevaba un mes en la capital ucraniana trabajando en la reparación de casas junto con otros dos connacionales que también lograron huir de la guerra.
«De repente oímos los sonidos, como se escucha en México el día de la feria, las fiestas, y pues fue algo impresionante. Fue más duro porque se escuchó el golpe cerca, ya lo que hicimos fue salir, el correr de personas, niños y gente grande, y salimos», contó.
«No sé (ni para dónde corrí), simplemente nos subimos a un carro, a una camioneta mucha gente, y nos sacó afuera de Kiev, de esa capital, y ahí conocimos a unas personas que nos sacaron a la frontera con Hungría».
En el Aeropuerto de Bucarest, antes de salir rumbo a México en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), Jerónimo relató que tras cruzar la frontera entre Ucrania y Hungría fue llevado a un albergue, y luego a Rumania.
«Todo lo que pasó allá fue de momento, tan rápido que no nos dio tiempo de sacar cosas de valor, nada más lo que pudimos, mira qué tenis traigo, ¡están todos rotos!», comentó el vecino de Ecatepec, Estado de México.
«No tengo palabras para agradecer a las personas que nos echaron la mano, también de los albergues que nos apoyaron mucho, mucho, a los policías de aquí de Rumania que nos trajeron a este Aeropuerto y a la FAM que nos va apoyar para llegar al País».
‘Les dije: ando en la guerra, no me creyeron’
Jerónimo llegó a Ucrania después de trabajar alrededor de cinco meses en Budapest, Hungría, a donde fue invitado por un amigo mexicano y orillado, dijo, por su situación económica ante la pandemia y el cierre de obras en México.
«Vine en plan de trabajo, soy milusos, sé echar pasta, pintura, mi profesión pues es la herrería y la soldadura, ahora sí que simplemente viene uno a trabajar y lo que salga es bueno (…), de pintura, pasta y (reparación) de casas», comentó.
«Hacía eso en Kiev, pero desgraciadamente fue poco tiempo. Tuve la oportunidad de venir a este país y quería aprovecharlo para trabajar y hacer algo, (…) eso sí, el frío está bueno, parece que está uno adentro de un refrigerador».
El mexiquense reveló que no es la primera vez que trabajaba reparando casas fuera de México, ya que hace muchos años también lo hizo en Estados Unidos, a donde cruzó como indocumentado.
«Eso fue hace mucho tiempo, ahora ya fue con papeles. El dinero, los precios, casi es lo mismo (aquí) en México, es más o menos el equivalente», mencionó.
«Yo le comentaba a mi familia que andaba en la guerra y nunca me creyeron, ahorita vamos para allá (a México) y vamos a seguir adelante. Ahorita estaba checando mis mensajes y me espera toda mi familia en México. Ya quiero estar con mi familia».