La quema de gas en México alcanzó niveles récord el año pasado, mientras que la cantidad de sitios donde se quema el exceso del hidrocarburo también creció, a pesar de las promesas del Gobierno de reducir dicha actividad, mostró una investigación realizada por un destacado equipo de científicos.
La práctica, alguna vez común en la industria, libera dióxido de carbono y otros contaminantes como metano, un gas de efecto invernadero que los científicos han relacionado con el calentamiento global.
México quemó 6 mil 500 millones de metros cúbicos de gas en 2021, frente a los 5 mil 800 millones de 2020, aseguró Tamara Sparks, investigadora del Grupo de Observación de la Tierra de la Escuela de Minas de Colorado, quien analizó imágenes satelitales de la NASA de sitios de quema de gas para Reuters.
«La quema de gas alcanzó su punto máximo a principios de 2021, pero se mantuvo lo suficientemente alta durante todo el año para superar a 2020, cuando anotó un récord», dijo Sparks.
Los datos del Grupo de Observación de la Tierra también mostraron un aumento en la cantidad de sitios de quema de gas individuales en todo México el año pasado a 181 desde los 170 del año precedente, aseguró Sparks. Los registros en su forma actual comenzaron en 2012.
Los números no han sido informados previamente.
El aumento de la quema emite millones de toneladas adicionales de gases de efecto invernadero, estimaron los investigadores del Grupo de Observación de la Tierra.
Quemar el exceso de gas es más económico que invertir en infraestructura para capturarlo, procesarlo y transportarlo para otros usos.
Funcionarios de la petrolera estatal mexicana Pemex y la Secretaría de Energía han dicho que las prioridades presupuestarias actuales se centran en la exploración y el aumento de la producción de crudo, así como en la construcción de una nueva refinería.
Ni Pemex ni la Secretaría de Energía respondieron a una solicitud de comentarios por parte de Reuters.
«Producto valioso»
Pemex, la petrolera estatal más endeudada del mundo, ha estado bajo presión para cumplir con los ambiciosos objetivos de producción bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, un nacionalista en el campo energético.
Cuando López Obrador asumió el cargo a fines de 2018, México quemó 3 mil 900 millones de metros cúbicos de gas ese año, según mostraron los datos. Desde entonces, la práctica se ha disparado incluso cuando la producción de petróleo en México ha caído.
Los datos de 2021 sugieren que, a pesar de las promesas de reducir la quema y las emisiones de gases de efecto invernadero, México sigue rezagado en un impulso global para la transición hacia una energía más limpia.
Pemex indicó en informes trimestrales recientes que está quemando demasiado. La infraestructura para manejar el gas asociado con la producción de petróleo es ineficiente, obsoleta o inexistente, confesó la firma.
López Obrador ha argumentado que tomará tiempo cambiar a Pemex y acusó a sus predecesores de décadas de mala gestión y saqueo.
Emily Medina, becaria de la Energy Policy Research Foundation, sostuvo que Pemex tiene la obligación social y ambiental de reducir la quema, y que también tendría sentido desde el punto de vista económico.
«El gas es un producto básico valioso, particularmente en el entorno actual de precios altos», aseguró Medina.
«Podría ayudar a fortalecer la seguridad energética de México», agregó.