Unas 300 personas fallecieron a causa de un ataque aéreo ruso contra un teatro que se empleaba como refugio antibombas en la asediada ciudad ucraniana de Mariúpol la semana pasada, dijo el Gobierno municipal este viernes citando a testigos presenciales.
En el momento del ataque, el 16 de marzo, en el exterior del edificio había una enorme inscripción con la palabra «NIÑOS» en ruso, a un tamaño visible desde el cielo.
No está claro de inmediato si los equipos de emergencia habían terminado las excavaciones en el sitio ni cómo los testigos llegaron al horrible dato.
Poco después del incidente, Ludmyla Denisova, comisionada de derechos humanos del Parlamento ucraniano, dijo que en el edificio se refugiaban más de mil 300 personas.
Mariúpol ha sido escenario de una de las peores devastaciones en una guerra en la que Rusia ha asediado y atacado implacablemente varias ciudades del país.
La miseria en esas urbes es tal que casi todos los que pueden intentan huir, y quienes quedan atrás enfrentan una desesperante escasez de alimentos en una nación conocida en su día por ser el granero del mundo.
En la bombardeada Járkov, una mayoría de mujeres mayores acudían a recoger comida y otros productos de primera necesidad. En la capital, Kiev, las cenizas de los muertos se acumulaban en su principal crematorio porque muchos familiares se han ido y nadie reclama las urnas.
Para los civiles que no han podido unirse a la avalancha de refugiados, los días de abundancia se están convirtiendo en un recuerdo distante mientras la guerra entra en su segundo mes.