Cada día se hace más evidente que las personas no quieren admitir sus equivocaciones. Este factor, lejos de hacerles posible el sueño de que son infalibles, las convierte en seres que nadie quiere tener cerca.
¿Vale la pena asirse a un concepto y pagar el alto precio de la soledad?
Al parecer, para algunas personas sí. Descubre qué se esconde detrás de ellas para poder comprender mejor la psicología del infalible.
Hacia una sociedad sin fallas
Fenómenos como el uso de dispositivos que nos conectan con el otro lado del mundo en cuestión de segundos nos han dado la idea de que vivimos en un mundo perfecto. Para poder formar parte de él, nos autoconvencemos de que debemos cumplir con los alto estándares de expectativas que se tienen acerca de nosotros.
Sin embargo, las personas que viven a nuestro alrededor no son el problema, sino que este reside y crece dentro de nosotros: las personas incapaces de reconocer que nos hemos equivocado.
Podemos llegar a estallar en mil pedazos de furia si alguien osa a pronunciar la frase tabú: te lo dije. Estas tres palabras evidencian que nos hemos equivocado a pesar del sinfín de advertencias que hemos recibido para evitarlo. No hay remedio para nosotros: volvemos a fallar una y otra vez.
La pregunta que cabe hacerse es: ¿Hay personas que fallan más que otras?
No. Lo que hay son personas que lo niegan a toda costa, por lo que les cuesta mucho pasar desapercibidas en su error. Sin embargo, aquellas que se equivocan y lo admiten con una actitud despreocupada, liberan ese error hacia el universo y reciben como un búmeran el aprendizaje a cambio.
Entonces ¿es posible que quienes se equivocan una y otra vez sea porque no lo admiten? Sin lugar a dudas que es así. Las personas que niegan haber cometido un error, no aprenden de este, sino que lo retienen como una energía insana en su espíritu y no lo dejan escapar.
¿Qué es entonces lo que lleva a ciertas personas a cavarle la tumba a su propio progreso? Te lo explicamos a continuación.
Razones que nos llevan a negar nuestros errores
- Narcisismo: si padecemos de este problema psicológico, los errores los cometen todos, excepto nosotros. El narcisista solo ve sus logros y virtudes, mientras que los errores son patrimonio de todos los demás, que por supuesto están por debajo de ellos.
- Baja autoestima: al contrario del narcisista, quien tiene baja autoestima no puede permitirse que esta siga bajando más. Por ello es que ante la posibilidad de haber cometido un error, lo niegan para proteger su lastimado interior.
- Mecanismos de autodefensa: todos los tenemos, pero algunos los llevan al extremo de hacerles creer a los demás que son incapaces de fallar. Incluso algunas personas que suelen admitir sus errores, suelen apelar a la negación en primera instancia. La diferencia es que se dan cuenta que están negando lo innegable y admiten su equivocación.
- Exigencias demasiado altas de nuestros padres: cuando se crece en un contexto en el que se espera que seamos el hermano ejemplar, el estudiante modelo, la mano derecha de mamá en la casa y el sucesor de papá en el negocio familiar, no nos podemos permitir fallar, ya que no nos lo permitieron de niño. Sin embargo, hemos crecido y es momento de dejar de culpar a los demás por nuestros errores y hacernos responsables de nuestra propia vida.