La Fiscalía General de Justicia (FGJ) aún está lejos de consolidar su transición de Procuraduría.
A tres años del inicio del proceso, la organización México Evalúa planteó que la dependencia registra un desempeño limitado, que la sitúa en menos del 50 por ciento de cumplimiento de los indicadores fundamentales.
Los resultados de su análisis pueden encontrarse en su más reciente Observatorio de Transición: “De Procuradurías a Fiscalías: Observatorio de la transición 2020”.
“En general, la calificaría como una Fiscalía anodina y gris”, señala Enrique Bouchot, investigador del programa de Justicia de México Evalúa.
El especialista consideró que la FGJ registra avances si se compara con la situación de la Fiscalía General de la República (FGR), también en pleno proceso de transición. Enfatizó en que no debe esperarse que por un golpe de suerte la FGJ o su persona titular sean buenos o mediocres, sino fijar y medir los indicadores elementales, tal como lo establece el observatorio de la organización.
“Tiene virtudes sobre delitos contra menores y trata que no se habían combatido, pero no sé con qué tanta seriedad se está haciendo porque no hay un plan de persecución. No la repruebo porque tenemos a (Alejandro) Gertz junto, porque ha hecho cosas, pero está muy lejana a aprobar”, abundó Bouchot.
La metodología de México Evalúa considera seis rubros que abarcan desde la autonomía, rendición de cuentas, transparencia, profesionalización, suficiencia presupuestal, planificación, reducción de cifra negra, incremento en la confianza y reducción de percepción de corrupción.
En ninguno, la Fiscalía logra superar el 50 por ciento de puntaje, lo que se traduce en que apenas tiene un desempeño limitado y presenta avances incipientes en su proceso de transformación.
En autonomía registra 42.1 por ciento; en desarrollo institucional, 31.9 por ciento; en desarrollo normativo, 33.2 por ciento; 41.5 por ciento tiene en ritmo de transformación; 33 por ciento en efectividad en la resolución y apenas 28.6 por ciento en confianza ciudadana.
Bouchot advirtió que, aunado a estos resultados, resulta preocupante que hasta ahora la procuración de justicia en la Ciudad no tenga un programa sectorial para detectar sus fallas, definir problemas criminales hacia los que se enfoquen las prácticas y políticas públicas.
El especialista explicó que mientras no haya cambios profundos en la operatividad de la FGJ, como en los referentes a criterios subjetivos, la consolidación de la misma será retrasada.
Entre los ejemplos de esto refirió que no haya descansos ni condiciones laborales benéficas para el personal, así como una ley orgánica y reglamento que se oponen entre sí, la falta de una política criminal, de autonomía presupuestal y ausencia de un consejo ciudadano.