Alan Mozo Rodríguez no es de lágrima fácil, por eso a sus padres los impactó tanto el verlo como aquel niño de cinco años, vulnerable, ante los dardos de la opinión pública.
Era la mañana del sábado 23 de enero de 2021 y aquel video en el que bebía un caballito de tequila en plena pandemia amenazaba con lanzar por el acantilado su imagen, su moral y hasta la carrera.
Hoy finalista de la Concachampions y gran ausente en las convocatorias de la Selección Mexicana, el lateral derecho de Pumas tuvo su punto de inflexión en aquel episodio.
“Entramos a su departamento y parecía que era el Alan de cinco años que se había golpeado y que estaba llorando y sufriendo por lo que estaba viviendo. Para que Alan llore, es muy difícil, y estaba pasándola muy mal”, relata a CANCHA su padre Román.
“Lo que nos nació fue abrazarlo, llorar con él y decirle ‘¡de esta, vamos a salir!’. A partir de eso, ha tenido una evolución y una madurez que nos llena de orgullo, satisfacción y felicidad”.
Alan lanza besos hacia la parte baja del Pebetero en cada partido en CU, en donde sus padres Patricia y Román portan el jersey con el 2 en el dorsal, mientras otros fanáticos hasta le cantan Las Mañanitas, como en su cumpleaños 25 el pasado 5 de abril.
Román Mozo cuenta su versión de la historia: Alan acudió al cumpleaños de su mejor amigo, Giovani, a un restaurante en Zona Esmeralda.
“Su amigo dijo ‘ya vámonos, pero vamos a brindar por mi cumpleaños, nada más una’. Trajeron un tequila, un caballito cada quien y entonces empezaron: ‘¡sin manos!, ¡sin manos!’. En el momento en que lo estaba haciendo lo estaban filmando, de la misma mesa, y la muchacha sube el video.
“Fue muy fuerte para nosotros. En los periódicos de nota roja salía Alan tomándose el tequila y decían ‘borracho’, ‘no deja las fiestas’, ‘vuelve a caer’, como si fuera un violador o un homicida”, comenta.
Hoy Mozo es un lateral espectacular a la ofensiva, pieza clave de Pumas y quien amerita el debate sobre el Tricolor.
“Habló con nosotros y nos dijo ‘voy a trabajar durísimo, necesito que me ayuden a comprarme mi despensa porque quiero hacer dieta, ver a una nutrióloga, a una psicóloga, ir a un coaching’, y ahí están los resultados”, relata Román Mozo.
ASPIRA AL MUNDIAL
Alan Mozo lucha por ir al Mundial de Qatar como lateral derecho, la única posición que desconocía en su proceso formativo.
“Lo que le piden en el esquema con el que trabaja el ‘Tata’, no sé mucho de estas cosas, pero es que defienda más, y Alan toda su vida, desde los tres años y medio que empezó a jugar futbol en escuelitas, ha sido el que ven en la cancha: ir hacia adelante.
“Él no jugaba de lateral. Si entró a Pumas es porque faltaba uno en la categoría Sub 16, preguntaron ‘¿quién es lateral?’, era su tercera vez y alzó la mano, ‘¡yo soy lateral!’. Él era volante, contención, creativo, nueve. Tuvo dos experiencias en filiales, Jaguares y Xolos, estos últimos lo ponían de nueve y fue líder de asistencias y metió muchos goles”, narra su padre Román Mozo.
Su familia cruza los dedos cada que Gerardo Martino anuncia una convocatoria.
“Sentimos tristeza porque creemos que Alan tiene capacidad para ser convocado y mostrarse, pero lo alentamos, que hay que jugar bien, no bajar la guardia ni desesperarse”, expresa su madre, Patricia.
Ahora Mozo ya no sólo monopoliza la banda derecha, también hace diagonales hacia el centro, como orquestador, como en su juventud.
“Claro que se ve en Qatar, va a trabajar por ello y por él no va quedar, y es respetable si al entrenador no le gusta o no entra en el sistema”, menciona Román.
TUVO LA CONFIANZA
En plena tormenta, el siempre ecuánime Andrés Lillini le dio el voto de confianza a Alan Mozo.
“Es un joven que tiene una familia que lo respalda de muy buena manera porque conozco a sus padres. Comete un error y lo va a subsanar”, comentó tras aquella violación al protocolo sanitario que acarreó sanciones al futbolista.
Es Patricia Rodríguez, madre de Alan, quien define a los Mozo como una “familia muégano”: el problema de uno es de todos. Por eso, el respaldo se dio por descontado.
“Siempre ha sido excelente persona, no es un antes y un después, sino que lo que él vivió fue una sacudida porque parece que va tu camino plano y de repente son unas piedras que él mismo se puso, pero nunca con la intención de tener esa imagen de ‘me gusta la parranda, me gusta la tomada’, no checa con la cuestión deportiva.
“Siempre hemos estado muy orgullosos de él. De esta situación mediática no es fácil levantarse”, comenta.
Los Mozo agregan que se habla mucho de esos episodios y poco de detalles como los del 6 de enero, cuando el futbolista regala obsequios a aquellos niños que no reciben nada por parte de los Reyes Magos.
“Desde hace cinco años dice ‘pá, vamos a ver si podemos regalar juguetes’. Me voy al mercado de Sonora, compramos juguetes, mi esposa me acompaña, y eso no lo dice la gente, es algo que le nace.
“Los ha regalado en albergues, hospitales y Pumas le consigue una Asociación. La última vez también Dinenno se sumó”, expresa Román Mozo.