Hay neurotransmisores que se activan cuando experimentamos la sensación de pérdida de la seguridad
Cuando una injusticia sobreviene en la sociedad, pese a que está no afecte de manera directa a la o el individuo, genera una respuesta emocional parecida al denominado «duelo colectivo«. Derivado de este trauma comunitario, surge un comportamiento de la población de indignación y dolor, aunado a los sentimientos de inseguridad y pánico, desencadenados por la sensación de la pérdida de la seguridad. Lo cierto es que el miedo y la incertidumbre activan neurotransmisores que generan el miedo, estrés y la ansiedad.
El impacto de una tragedia marca a una sociedad, sin importar que tan involucrada esté, es decir, si fue testigo del acontecimiento, si le afecta de forma intrínseca, si tuvo conocimiento de él a través de las noticias. De cualquiera de estas formas, la población activa un sentimiento de inquietud y preocupación durante las actividades que realiza en la vida cotidiana.
Estas emociones tienen lugar frente a injusticias sociales, como lo son el racismo, la desigualdad, discriminación, abuso infantil y la violencia de género. La empatía ante estas circunstancias está relacionada con sumergirse en problemáticas latentes que pueden ocurrirle a cualquier persona, y que tienen lugar en el día a día, pero que se normalizan u olvidan hasta que un evento catastrófico vuelve a traer el tema a la mesa la discusión.
Ciencia del miedo: ansiedad y estrés
De acuerdo con las y los expertos, esta reacción es natural en el ser humano, ya que al detectar una situación de peligro, los neurotransmisores del cerebro provocan que experimentemos una sensación de miedo e inseguridad. De la misma manera, las acciones imprevistas, que no esperamos que sucedan, instan a un estado emocional de incertidumbre, lo que agudiza nuestra capacidad de experimentar ansiedad.
En momentos como este, la epinefrina, un neurotransmisor cerebral, secreta una hormona, conocida como cortisol, que aumenta la presión sanguínea y el azúcar en sangre y suprime el sistema inmunitario. Este proceso desencadena sentimientos de dolor y pérdida, miedo por la seguridad propia y la de los seres queridos, además, incita a que la persona se cuestione acerca de sus creencias o la forma en que conduce su vida.
¿Cómo abordar el «luto colectivo»?
Mantenerse informada o informado es muy importante, pues cuando contamos con información confiable sobre la situación, mayores serán las medidas a tomar para minorizar el riesgo de encontrarnos en la misma circunstancia. Estar enterada o enterado del fenómeno también permitirá que mantengas informadas a las autoridades de tu zona de los riesgos que se corren y puede evitarse si se toman medidas oportunas.
Pero esta información debe provenir de fuentes oficiales, por lo que evitar las redes sociales podría ser de ayuda, ya que, en muchas ocasiones, esta es una de las vías de comunicación que generan más ansiedad e incertidumbre, pues la exposición constante aumenta los sentimientos de inseguridad emocional.
Expresar tus sentimientos al reconocer el miedo o la angustia que te embarga, aliviana el sentir propio. Escuchar a otras personas hablar de cómo se sienten, puede generar un ambiente de coincidencia y confianza, por lo que no es recomendable aislarse. Además, es de relevancia tomar en cuenta a niñas y niños y abordar el tema para ayudarlos a procesar y comprender el acontecimiento.