Las esculturas de Simone Leigh, la primera artista afroamericana en encabezar el pabellón de Estados Unidos en la Bienal de Venecia, impresionan al público no solo por su monumentalidad, sino porque documentan la diáspora africana y llevan implícita una crítica al colonialismo.
Afuera del edificio de ladrillos rematado con techo de paja que alberga la exposición Sovereignty (Soberanía), una pieza de 7.3 metros de alto recibe a los visitantes.
Leigh, de 54 años, también marca la pauta en la exposición principal de la Bienal. Su imponente Brick House (Casa de ladrillo), un busto de bronce de una mujer negra, preside la entrada del Arsenale.
Tal presencia doble de un artista es rara en la feria de arte de 127 años, la más antigua e importante del mundo, que abrió sus puertas el sábado 23 de abril.
La artista tituló Sovereignty la muestra de bronces y cerámicas porque quiso “apuntar a las ideas de autodeterminación”, al tiempo que aprovechaba los puntos en común en el pensamiento feminista negro.
“Una cosa en la que todos estamos de acuerdo, es que el verdadero propósito del pensamiento feminista negro es nuestro deseo de ser nosotras mismas y tener control sobre nuestros propios cuerpos”, dijo durante la inauguración de la muestra.
Con ese fin, otra escultura de bronce ubicada en un espejo de agua, Last Garment (Última prenda), representa a una lavandera en el oficio. Leigh se inspiró en la fotografía del siglo 19 de una mujer jamaiquina lavando ropa en un río; las notas de la exposición del Pabellón de Estados Unidos señalan que la foto representa las imágenes que en ese momento apoyaban los estereotipos de las mujeres del Caribe.
De esta manera, Leigh se reapropia de un retrato representado inicialmente a través de una lente del colonialismo, transformándolo en bronce.
UNIR LA HISTORIA
Las obras del pabellón se refieren específicamente a la diáspora africana. La fachada cubierta de paja de rafia interviene el inmueble de estilo palladiano y sus columnas neoclásicas, reparando un estilo arquitectónico que recuerda tanto las nociones jeffersonianas de libertad como las casas de plantaciones de los esclavistas.
La cubierta de paja y las vigas de madera se inspiraron en el Pabellón de Camerún-Togo en la Exposición Colonial Internacional de 1931 en París, un evento destinado a mostrar las culturas bajo el dominio colonial europeo.
“Uno no opaca al otro. Se trata realmente de su adyacencia. Se trata de unir sus dos historias, problemáticas y crear un nuevo significado”, dijo la curadora Eva Respini.
Tras la exposición en la Bienal de Venecia, las esculturas de Leigh serán expuestas en el Instituto de Arte Contemporáneo (ICA) en Boston, que le dedicará el año próximo una exposición a su trabajo.
RECONOCIMIENTO TARDÍO
La presencia de Leigh, ganadora de premios como el Joyce Alexander Wein de Arte del Studio Museum en Harlem o el prestigioso Hugo Boss, que le valió una muestra individual en el Museo Guggenheim de Nueva York, ha sido celebrada en la Bienal.
“Es un reconocimiento muy esperado y atrasado a la creatividad negra”, comentó la directora del ICA, Jill Medvedow, comisionada del Pabellón de Estados Unidos.
La exposición principal de la Bienal en el Arsenale, que presenta una preponderancia de mujeres artistas, está curada por Cecilia Alemani, quien originalmente encargó Brick House a Leigh para el parque The High Line en Nueva York.
La escultura de 5 metros se instaló en Venecia dos días antes de que la Bienal abriera para su presentación preliminar.
“Ella está allí, tan majestuosa y hermosa. No tiene ojos, pero tiene una mirada muy fuerte”, dijo Alemani. “Estoy muy feliz de tener esa escultura en la muestra y que Simone finalmente obtenga el merecido mérito en el Pabellón de Estados Unidos”.
La Bienal de Venecia estará abierta hasta el 27 de noviembre.
Con información de AP