Los economistas estamos convencidos en lo asertivo que fue William Thomson Kelvin, físico y matemático britñánico, a quien se le atribuye la frase: “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide no se puede mejorar”. Y uno de los indicadores que más atención le dedicamos para medir es el PIB.
De manera formal fue en 1941 cuando el economista inglés Richard A. Stone, galardonado en 1984 con el premio nobel de economía, desarrollo el sistema de cuentas nacionales que dio origen a la forma en que actualmente medimos el PIB, índice que nos sirve como referente para saber si una economía ha crecido o decrecido respecto a otro periodo. Es cierto que es indicador más común para medir el crecimiento económico sin embargo, es importante señalar que no considera ciertas externalidades como la contaminación, la desigualdad económica y social en la economía, la explotación de recursos naturales, el trabajo voluntario, entre otros, aún así, existe un consenso en considerar el Producto Interno Bruto como la forma más generica para saber si una economía va o no por el rumbo correcto.
Los últimos dos años, debido a la pandemia, la economía se ha contraido por “perturbaciones” en las líneas de producción de las mercancias y en este mundo cada vez más globalizado, cuando creíamos que todo volvería a su “ritmo normal” la guerra entre Ucrania y Rusia nos demostró que no será tan fácil la reactivación económica, sin embargo ya se empiezan a divisar mejoras y crecimiento económico, por lo menos para México.
Durante el primer trimestre del 2022 la economía mexicana creció en 0.9%, después de dos malos trimestre en los cuales, desafortunadamente, decreció 0.7%. El crecimiento económico en México durante los meses de enero a marzo de este año se generó en los sectores de la manufactura y los servicios, cada uno de estos tuvo un aumento del 1.1% mientras que el sector primario (agricultura, ganadería y pesca), decreció en 1.9%.
Es cierto que estamos muy lejos del crecimiento económico de la tasa anual que logramos en 1997 la cual fue de 6.8%, pero también es cierto que durante este más reciente trimestre analizado, los resultados de la economía mexicana fueron mejores que los obtenidos por Estados Unidos, quien deccreció en 0.4% y Europa.
Cuando el PIB crece se logra, vía consumo, incrementar la demanda, logrando que tanto la inversión, como el ahorro y el empleo aumenten, generando mejores y más oportunidades de desarrollo para los integrantes de la economía, por supuesto incluyendo al gobierno.
Deseando que en tres meses hablemos de porcentajes mayores para así volver a decir con certeza: “lo medimos y lo mejoramos”.