Por Leo Zuckermann
Educación: lloro de la emoción
Marx Arriaga me ha convencido. Qué mal estábamos los que pensábamos que había que educar a los niños y jóvenes de México para competir en el mundo. Cómo nos habíamos equivocado. El horror de presionarlos para que luego pudieran tener un buen empleo. Pobres chavos, los deshumanizamos. Los convertimos en máquinas para hacer dinero. Peones de los cochinos capitalistas. Individualistas sin solidaridad social. Por eso hay tantos traidores a la patria en el país.
Qué buena la propuesta del doctor Arriaga de enterrar el modelo “educar para competir”. Lloro de la emoción. Lo que viene está in-cre-í-ble. México será una potencia de gente justa y pía, recta y perfecta, solidaria y fraternal. Nada ni nadie nos detendrá. Seremos un ejemplo para el mundo. Ni Dinamarca tendrá un modelo educativo como el nuestro.
Encuentro en la cuenta de Twitter del encargado de rediseñar el modelo educativo un par de carteles que, según él, hubiera mostrado en la conferencia matutina del Presidente, pero no lo dejaron “por el tamaño de la letra y lo ambiguo de algunos conceptos”. Cómo se atreve Jesús Ramírez a calificarlo así. A mí me quedó clarísimo. Es una belleza lo que el gobierno quiere desterrar y poner en su lugar.
Vemos, primero, las características del sucio modelo de los neoliberales abyectos: “educar para competir”: “Formación orientada al desempeño idóneo mediante la integración del conocer, con el ser y el hacer”. Qué barbaridad, ¿a quién se le habrá ocurrido hacer algo idóneo? “Alumnos responsables de su aprendizaje”. Pobres chavos. “Docente facilitador de la reproducción del sistema neoliberal”. Pues claro, todos los maestros eran unos fanáticos de Von Hayek.
“Analfabetismo funcional”. Los mexicanos como asnos que sólo sabían servir a sus amos. “Aprendizaje para el éxito y meritocracia”. Malditos, pretendían premiar la ambición y los resultados positivos. “Desigualdad e injusticia”. Todos veíamos estos fenómenos con naturalidad; raro que López Obrador haya ganado las elecciones. “Privatización y calidad educativa”. ¿Calidad? ¡Por favor! ¡No puede ser! “Formación de mano de obra barata y calificada”. Mejor era la cara e incompetente. “Tecnocrático”. Uy, eso calienta: la maldición de los expertos; los del Poli deberían cambiar ya su lema. “Formación de pensamiento único”. A los mexicanos nos enseñaban a ser unos robots sin capacidad, por ejemplo, de reconocer las diferencias entre candidatos y partidos. ¿Será que por eso hubo tantas alternancias políticas en tres décadas? “Individualismo”. La brutalidad que cada uno defienda sus ideas e intereses. “Pruebas estandarizadas”. No sirve de nada medir para saber el tamaño del problema y encontrar mejores soluciones. “Explotación humana y de recursos naturales”. Ya desde el siglo XIX el homónimo de Arriaga advertía de los peligros de dicha explotación y recomendaba la dictadura del proletariado, que tan buenos resultados dio en el siglo XX.
Ya no puedo más. Me duele la panza. ¡Qué basura era lo que teníamos! Pero no se preocupen porque ahora vamos a tener un nuevo modelo: “educar para compartir”. Póngase la canción Viva la gente, de Enrique y Ana, para acompañar las ideas de Arriaga: “Fomento a la lectura crítica”. Podrían comenzar analizando los libros del Presidente. “Conocimiento integrador e interdisciplinario”. Es que no convenía el conocimiento desintegrador y unidisciplinario. “Transitar de la tolerancia a la hospitalidad”. Se me hace un nudo en la garganta y sale mi primera lágrima.
“Sujetos solidarios”. Claro, es lo contrario a los individualistas. “Amor a la Patria”. ¿Cómo podría faltar? Luego por qué se van a vivir a Estados Unidos en búsqueda de mejores oportunidades. “Gobernanza”. Supongo que a diferencia de educar para la anarquía, pero la palabreja suena bien.
“Respeto a la diversidad”. Es que ya de plano había muchos traidores a la patria por pensar diferente, entonces hay que respetar la diversidad, queda claro, ¿verdad? “Alumnos corresponsables de su aprendizaje”. A diferencia de únicos responsables en el modelo anterior, lo cual implica que habrá otros encargados, pero, por favor, no se metan con los maestros ni midan su desempeño porque ellos son retebuenos.
“Escuela: Espacio de transformación social”. Aquí ya me salen ríos de llanto. “Comunidad: participa en proyectos que favorecen sus condiciones”. No puedo más, berreo.
Muchas gracias, camarada Arriaga, por esta nueva revolución educativa. Los niños y jóvenes del futuro se lo agradecerán. No irán al mercado a competir por un puesto porque eso no se los enseñarán en las escuelas. Pero, eso sí, serán a todo dar. ¡Viva la gente! Se me acabaron los Kleenex.
Twitter: @leozuckermann