Por Vianey Esquinca
El ideólogo de la 4T
En enero de 2007, el alcalde de Aparecida, ciudad de Sao Paulo, en Brasil, José Luiz Rodrígues, harto de que lo cuestionaran sobre su proyecto para evitar inundaciones decidió poner fin a las críticas enviando un proyecto de ley que señalaba: “Queda terminantemente prohibida la ocurrencia de inundaciones en los barrios de la ciudad provocadas por las fuertes lluvias, las lluvias con granizo, las tempestades con rayos, los vendavales y las subidas del río Paraíba do Sul o sus afluentes en el municipio”.
Cuando lo cuestionaron por su polémica y absurda ley, él respondió: “Sé que no se puede acabar la lluvia con una ley, pero si se puede, por lo menos lo estoy intentando. Si lo logro, sería una maravilla. Voy a hacer fuerza para que ello ocurra. Por lo menos no estoy prevaricando”.
El alcalde quería terminar las inundaciones ordenándole por decreto a la lluvia que dejara de provocar esas desgracias. ¿Quién se iba a imaginar que este gobernante sería un visionario para los estándares de la 4T? ¿Quién hubiera pensado que a la postre se convertiría en el ideólogo del presidente Andrés Manuel López Obrador?
Porque, por sorprendente que parezca, algunas decisiones que se toman en el gobierno federal parecen sacadas del manual de gobierno del alcalde brasileño. ¿Que las líneas áreas no tienen interés en volar desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) porque no es rentable? ¿Qué sólo hay 6 vuelos diarios en un aeropuerto que costó casi 116 mil millones de pesos? ¿Que la gente no está dispuesta a perder dos horas y media de traslado para llegar a esa dichosa terminal? Pues muy sencillo, por decreto hay que limitar las operaciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para obligar a que las aerolíneas tengan que volar desde el AIFA. Si no es voluntario, es a agua y ajo.
Si la inflación está generando que suban los precios de todos los productos, incluyendo, por supuesto, los de la canasta básica, ¿cómo detener los incrementos? ¡Fácil! Pidámosle a las empresas que no los suban.
Simplísimo.o.
¿Que las obras insignia del Presidente han sido detenidas por violentar derechos medioambientales o sociales? Ah, pues emitamos un acuerdo para permitir la emisión de permisos o licencias en menos de cinco días o simplemente sigamos construyendo, como sucede en el Tren Maya. Así, a decretazo limpio.
Pero esa técnica también la ha usado su discípula consentida, Claudia Sheinbaum. En la semana se dio a conocer que a la jefa de Gobierno no le gustó el peritaje realizado por la reconocida empresa Det Norske Veritas (DNV) sobre la tragedia de la Línea 12 del Metro.
Todo indica que la firma noruega habría encontrado que la causa del desplome de las estaciones Olivos y Tezonco, que dejó 26 muertos y decenas de lesionados en el 2021, no sólo fue por la construcción, sino por falta de mantenimiento y atención del actual gobierno capitalino.
Entonces, ¿qué hacer? Desconocer los resultados por decreto. La jefa de Gobierno está segura que si dice que “es un informe deficiente, mal ejecutado, con problemas técnicos, tendencioso y falso”, hecho de la mano de la mafia del poder, no será responsable de nada.
Así, el Presidente y los gobernantes emanados de su partido piensan que las cosas se solucionan con tan sólo pensarlo y decretarlo. No sorprenda, entonces, que en los próximos meses salgan algunas medidas o iniciativas como dejar de contar los delitos para eliminar la violencia en el país. Si nadie cuenta los homicidios, pues entonces no existen. También podrían eliminar la pobreza en México de un plumazo, mandando una iniciativa de ley para que se borre la palabra del diccionario.