Fue encontrada por un equipo de arqueólogos egipcios y españoles en el legendario Valle de la Cachette Real, que está ubicado entre el Valle de los Reyes y el templo de Hatshepsut de Deir El Bahari, en Egipto. ¿De qué antigüedad data?
Una misión internacional integrada por arqueólogos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), España, y del Centro de Documentación del Antiguo Egipto del Ministerio de Antigüedades de Egipto (CEDAE) ha descubierto los restos de una esfinge faraónica en la necrópolis egipcia de Luxor..
Según señaló José Ramón Pérez-Accino, profesor de la mencionada universidad española, a través de un comunicado de prensa, se trata de la efigie del guardián de las momias reales de Luxor, que tiene unos 20 metros de alto y que parece haber sido destruida intencionalmente, borrando su rostro.
«Es muy posible, con toda la cautela con la puedo hablar, que la destrucción sea cristiana o musulmana. Fue destruida probablemente para evitar el culto de esa efigie”, comentó quien está a cargo del “C2 Project”, un estudio que se viene llevando a cabo desde hace varios años en el Valle de la Cachette Real , que está ubicado entre el Valle de los Reyes y el templo de Hatshepsut de Deir El Bahari, en la milenaria ciudad egipcia de Luxor, donde fue encontrada esta esfigie que tiene una gran similitud con la Esfinge de Giza.
“Todo esto se está corroborando. Lo primero que hicimos fue llegar allí y, al comenzar a limpiar, nos encontramos con los restos de una destrucción intencionada. La esfigie ha desaparecido y la cuestión es cuándo. La destrucción que hemos visto es muy, muy tardía. No sabemos si la destrucción que hemos encontrado se corresponde ya con la efigie, pero es, desde luego, la destrucción del camino que va por debajo, eso está claro. Pero, para saber si se corresponde con la efigie, tenemos que bajar más”, agregó Pérez-Accino.
Por último, si bien los especialistas reconocieron que aún no han podido precisar con exactitud su antigüedad, estiman que es muy posterior a la Esfinge de Giza, que data de unos 5.000 años.
“Si cogemos lo que hemos encontrado predinástico, que sería entre el 3.600 y el 3.700 AC y la destrucción, que se puede situar en torno al siglo VI o VII, el arco cronológico es enorme. Debo advertir que, por ahora, solo tenemos una evidencia predinástica, solo una. Pero, como digo a la gente de mi equipo, una es el 100 por cien más que no tener ninguna”, concluyó.