En el Museo del Templo Mayor, al arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma lo llaman con un sobrenombre que, aunque sencillo, lo pinta de cuerpo entero.
«Aquí todos lo conocemos como ‘El Profesor’, ya nada más para que te des tinta de que siempre ha tenido ese compromiso por formar a las futuras generaciones», celebra Patricia Ledesma, actual directora del recinto fundado por su maestro en 1987.
Este miércoles, Matos Moctezuma fue anunciado como ganador del Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales 2022, galardón que todos sus alumnos, sobre todo los más aventajados, han celebrado como si fuera suyo.
«Éste, por supuesto, es un reconocimiento muy importante, es casi como uno de los Premios Nobel para nosotros los científicos en el área de Iberoamérica y Latinoamérica y, por supuesto, parece que es como la causa inmediata a todos esos años de trabajo y a todo ese compromiso que el Profesor Matos nos ha demostrado con clarísimos ejemplos», explica Ledesma en entrevista.
Fundador del Proyecto Templo Mayor (PTM) en 1977 y de su museo una década después, arqueólogo destacado en las más importantes zonas arqueológicas del centro de México, autor de más de 40 libros, miembro de instituciones como El Colegio Nacional y la Academia Mexicana de la Lengua (AML), así como un hábil divulgador de la ciencia de humor contagioso, Matos Moctezuma fue celebrado por el jurado del premio por méritos que se juzgaron como individuales.
«Por su excepcional contribución al conocimiento de las sociedades y culturas prehispánicas. Con este fallo, el jurado quiere reconocer el extraordinario rigor intelectual del premiado para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito», se expuso en el documento leído en Oviedo, España, este 18 de mayo.
Como buen profesor, no obstante, Matos Moctezuma (Ciudad de México, 1940), uno de los arqueólogos más destacados del mundo, se resiste a ver esta condecoración como el mérito de un solo hombre.
«Este premio reviste un significado muy especial porque es un galardón reconocido internacionalmente y, como siempre he dicho, cuando se gana un premio de esta magnitud, en realidad se hace extensivo a muchas otras instancias», dice Matos, entrevistado unas horas después de darse a conocer el fallo.
«Me refiero a que yo me formé como arqueólogo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), y pertenezco al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como investigador», abunda.
Un gran profesor, está claro, sabe reconocer a quienes lo formaron a él mismo.
«Imagínate, llevo 62 años en el INAH, entonces me formé en la escuela con grandes maestros. Después pude desarrollar mi labor arqueológica en el INAH, y mi reconocimiento a esto», dice quien recibió instrucción de grandes como Román Piña Chan e Ignacio Bernal.
Al igual que el jurado, Matos Moctezuma considera al PTM como el más importante de su vida. Sin embargo, centrarse exclusivamente en ello es un error tratándose de su carrera.
El arqueólogo Leonardo López Luján, actual director del proyecto y continuador directo de la obra de su maestro, decide celebrarlo en toda la amplitud de su trayectoria.
«Yo calificaría a Eduardo como un individuo ‘todo terreno’, alguien que ha destacado en una gran diversidad de campos, siempre relacionados a la ciencia y la cultura de México: es un investigador de clase mundial, un divulgador carismático que cautiva a las audiencias, un hombre institucional, un funcionario con una ética a toda prueba, un maestro generoso y un gestor cultural cuya huella quedará indeleble por generaciones.
«Eduardo nos ha legado un mundo mejor», festeja.
Matos Moctezuma, reconocen sus colaboradores cercanos, no solamente destaca por las más de 460 fichas bibliográficas que llevan su nombre, sino por su capacidad para fundar espacios duraderos para los arqueólogos mexicanos.
«No sólo es un muy buen académico, eso nadie lo discute, sino la otra parte que pocos ven es que también es un hombre muy inteligente en temas de gestión administrativa», aquilata Ledesma.
«Sabe cómo organizar un equipo y se nota en el Templo Mayor. Él es el creador propiamente del proyecto y también del Museo 10 años después. Entonces la estructura que ahora tengo yo la responsabilidad de dirigir, prácticamente Matos la creó de cero».
Lo mismo considera López Luján, uno de los herederos más directos de ese legado.
«Eduardo, creo yo, es un creador de escenarios a donde invita a sus estudiantes y colaboradores a actuar con toda libertad y en las mejores circunstancias», explica.
«A sus alumnos nos ha inculcado la puntualidad, la persistencia, la devoción y el gozo por nuestro trabajo, tanto en el campo y el laboratorio como en el escritorio. Insiste de manera obsesiva en que nuestra misión, en tanto servidores públicos, es investigar y conservar el patrimonio cultural de todos los mexicanos y difundir lo más posible el conocimiento que generamos día a día acerca de él», abunda.
En lo arqueológico, López Luján destaca que, además del Templo Mayor, su maestro ha realizado contribuciones importantes en otros sitios y áreas del conocimiento.
«Destacan, además de Tenochtitlan, los proyectos emblemáticos que Eduardo dirigió en Tula, Tlatelolco y Teotihuacan: él es figura clave en esas cuatro grandes T’s del centro de México», expone.
«Igualmente destacaría yo sus contribuciones intelectuales relacionadas con la idea de la muerte entre los pueblos indígenas, con el concepto ‘Mesoamérica’ y con la práctica de la arqueología interdisciplinaria, muy a la manera en que lo predicó el gran Manuel Gamio. Otro ámbito sobresaliente es el de la historia de la arqueología, el estudio de nuestros ancestros académicos».
Matos Moctezuma también reconoce sus experiencias en los sitios de las cuatro T’s para poder realizar el trabajo que lo haría mundialmente reconocido.
«Tuve la fortuna de trabajar en todos ellos y esto fue formándome para el momento que llegó de enfrentar lo que era el proyecto Templo Mayor», recuerda.
«Fue muy importante para mí mis trabajos en Tlatelolco, en Tula, en varios sitios, inclusive también en Cholula, en el Estado de Puebla, entonces todos ello me permitió, primero, entrar en las principales ciudades del centro de México y, cuando ya tuve a mi cargo el Proyecto Templo Mayor, tenía yo ya una experiencia para poder enfrentar ese enorme reto que era excavar el principal templo mexica», detalla.
Con la mente siempre puesta en la arqueología como una práctica colectiva, si algo destaca de la fundación del proyecto de su vida es, precisamente, su cualidad colaborativa.
«Empezamos allá por 1978, y ha sido un trabajo ininterrumpido con ese carácter interdisciplinario, multidisciplinario, ya que desde un principio colaboraron geólogos, biólogos, todo un grupo de especialistas para poder interpretar los materiales que iban apareciendo en el transcurso de las excavaciones», pondera Matos Moctezuma.
Quizás una de las imágenes más perdurables es el hallazgo del monolito de la diosa Coyolxauhqui en pleno Centro Histórico, el 21 de febrero del 78, que inauguró el PTM y que se ha vuelto un evento cifrado en la historia de la arqueología mundial.
López Luján sigue el ejemplo de su maestro en destacar que todo lo que sucedió después, todos los grandes hallazgos, se deben a la estructura de colaboración fundada por Matos.
«El Proyecto Templo Mayor, en sus 44 años de existencia, se ha convertido en un paradigma de lo que debe ser la ciencia: un quehacer colectivo e interdisciplinario que debe cocinarse a fuego lento», dice.
«El gran secreto no es el dinero en abundancia, sino la continuidad a lo largo del tiempo y de las generaciones. Nuestro equipo está conformado por gente talentosa, cuya suma es mucho más que el número de sus integrantes.
«En el contexto internacional, nos hemos hecho acreedores, por ejemplo, del Premio de Investigación 2015 del Foro Arqueológico Mundial de Shanghai, lo que indica que la arqueología mexicana ocupa un lugar de preeminencia entre las naciones. Como líder actual del equipo, no puedo estar más satisfecho y mucho debo a mi maestro, pero también a mis alumnos y colaboradores».
La candidatura de Matos Moctezuma para el premio fue propuesta por su alma mater, la UNAM, y por la Academia Mexicana de la Lengua, una institución que, aunque compuesta principalmente por escritores y filólogos, tiene otras profesiones diversas, como la del arqueólogo, con un común denominador.
«Su característica común es el buen ejercicio de la lengua española, entonces habría que ver que, efectivamente, Eduardo Matos tiene una obra publicada realmente muy, muy, impresionante, es un escritor muy fecundo, obviamente de sus temas», explica en entrevista Gonzalo Celorio, director de la AML.
«La Academia pensó que, para la categoría de Ciencias Sociales del Premio Princesa de Asturias, un candidato idóneo sería Matos, y así lo propuso, por unanimidad, en la sesión correspondiente, que yo creo que fue hace dos meses, tal vez, y nos amanecimos con esta magnífica noticia que nos llena de orgullo», concluye.
Su pasión por la ciencia en su estrato más puro, apunta Ledesma, es precisamente lo que lo lleva a querer compartirla.
«Matos utiliza el método científico a pie juntillas. Él no es de interponer el corazón o los sentimientos contra los resultados. Si el resultado de cierto análisis dice tal cosa, es tal cosa y él es muy certero en el uso de la ciencia. Por lo mismo, también se ha tomado la molestia de que todo lo que se ha producido científicamente, él lo ha aterrizado con la gente», encomia.
«Tiene un don en particular para poder transmitir el conocimiento de una manera muy interesante que, por supuesto, a muchos nos gusta, además de que tiene un sentido del humor excelente».
En un día ajetreado y feliz, entre las decenas de llamadas de felicitación, Matos Moctezuma reitera que el mérito del Premio Princesa de Asturias no es sólo suyo.
«Es algo mayor, es muy importante. Y, como he dicho, no sólo se reconoce a una persona, sino a las instituciones que lo formaron, a los maestros que lo formaron a uno, en fin, a los alumnos que después me tocó formar a mí», declara.
Así, «El Profesor» imparte una nueva lección de humildad.
LAZOS CON ESPAÑA
En un momento en el que el Gobierno Mexicano muestra una actitud de confrontación y exige disculpas al Gobierno español, el Premio Princesa de Asturias a Matos Moctezuma tiende puentes entre ambas naciones.
Así lo destacó el arqueólogo en sus declaraciones para la Fundación que gestiona el galardón: «México y España son países hermanos que están unidos por lazos indisolubles y deberán estrechar aún más sus relaciones».
«Lo que debemos hacer es mirar hacia el futuro. La historia nos enseña muchas cosas, hay que analizarlas, hay que verlas, pero tenemos que tener la mirada puesta hacia el futuro y a eso me refería yo», ahonda en entrevista.