Wendy Vázquez
“Los vivos también tenemos que descansar en paz”, pronunció el obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García al ser cuestionado sobre el dolor y el duelo de miles de familias coahuilenses que tuvieron que despedirse sin una misa, sin un abrazo, sin un adiós, de sus seres queridos que fallecieron a causa del Covid-19 por la pandemia del coronavirus.
Entrevistado en esta casa editora donde acudió a bendecir al personal y sus instalaciones como parte de su gira por los medios de comunicación en el marco de la 56ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que promueve el Papa Francisco, Monseñor Hilario habló para LA PRENSA DE MONCLOVA sobre la difícil situación que obligó a cambiar la forma habitual de despedir a un ser amado.
“Yo creo que nuestra fe se va transmitiendo en la vida. Si tú en la misa que vas el domingo pones la intención por tu difunto, si tú haces la intercesión por él, si tú vas cerrando ese círculo desde tu propia experiencia, yo creo que vas a tener paz”.
“Cuando decimos: ‘Descanse en paz’, es descanse en paz él (ser querido) y descanse en paz yo también”.
“Y también organícense ahora que pueden ir a misa para aplicar esta participación por el descanso eterno de nuestro ser querido”.
Asimismo, el obispo abundó sobre el posible sentir de muchos de los dolientes ante una enfermedad tan inesperada y fatal que llevó a perder a familiares, amigos y personas cercanas de esta forma durante la pandemia.
“Y también algo importante es no guardar culpas, yo creo que con la idiosincrasia religiosa guardamos culpas con respecto a los difuntos y decimos: ‘chin’ no me despedí, no hice esto, no le alcancé a decirle que lo quiero, no alcance a pedirle perdón, a veces es más fuerte eso que si hubo misa o no hubo misa”.
“Entonces sana eso, despídete, ve al panteón, o ve a las cenizas, haz tu oración, el día de cumpleaños de esa persona, dile que la quieres mucho, cierra ese círculo, perdona y siéntete perdonado, descansa en paz tú también, los vivos también tenemos que descansar en paz”.
“Haz tu propio rito por así decir, de despedida, de reconciliación, y eso es, muy edificante, muy restaurador”, concluyó.