RAMOS ARIZPE, COAHUILA. – De lunes a viernes los niños de Nuevo Yucatán se despiertan a las 4:30 horas, para estar listos a tiempo y viajar 35 kilómetros en un camino accidentado para llegar a su escuela, ubicada en el ejido El Pilar de Richardson, en General Cepeda.
“Nuestros niños salen desde las 5:30 de la mañana para tomar camino, con un solo café en su barriguita, y cuando hay galletas, es una bendición. Van a bordo de un vehículo todos, los de preescolar, primaria y secundaria, hechos bola, no hay de otra”, compartió una madre de familia de la localidad.
Con carencia de alimentos, en el poblado donde la única actividad laboral es la explotación de la candelilla, a algunas familias no les alcanza ni para comprar una despensa.
Los pequeños de la familia Velásquez Vega afirmaron que en su casa solo hay frijoles, sopas y el café no puede faltar.
Rubí Esmeralda, estudiante de la Secundaria Técnica No. 87 “José María Velasco”, dijo que no le alcanza para desayunar, al igual que otros, pero eso sí a ninguno le falta la bendición de su madre antes de subir a la Suburban.
UN MARTIRIO
Con compañeros con un alto grado de desnutrición, la adolescente toma clases desde las 8:00 o 9:00 de la mañana y regresa hasta las 4:00 de la tarde, siempre y cuando la camioneta, conducida por Roberto Delgado, no se quede a medio camino por alguna falla mecánica.
Es común que los niños se sientan mareados o mal en las cuatro horas diarias de viaje, dos de ida y dos de regreso.
“Queremos que nos apoyen con la reparación del camino, ya que es una constante que la camioneta de don Roberto se queda tirada y con nuestros hijos en medio del desierto, bajo altas temperaturas, frío o lluvia”, detalló la madre de Rubí.
Por fortuna, para el alumnado de la primaria y secundaria de El Pilar de Richardson, se reactivó el programa Desayunos Calientes, el cual se sirve por lo general a las 11:00 horas; sin embargo, este tiene un costo de recuperación semanal de 25 pesos, aunque no todas las familias tienen los recursos suficientes para que sus hijos lo disfruten.
LARGO CAMINO SIN SEGURIDAD
Con una experiencia de 22 años como chofer del transporte escolar, Roberto Delgado admitió que tiene buena disposición para brindar el servicio, pero reconoce que le faltan
neumáticos y refacciones nuevas, pues cuando la unidad se queda varada los niños no llegan a clases a pesar de su esfuerzo para aprender.
El entrevistado aseguró que ya ha perdido tres camionetas de su propiedad, las cuales han funcionado como transporte, además ha tenido que desembolsar para repararlas y comprar piezas.
Las madres de familia externaron que, desafortunadamente, al ser un vehículo particular, los niños no cuentan con seguro de vida y siempre existe la incertidumbre o miedo de que algo les pueda ocurrir algo durante su largo trayecto de terracería.
“A los gobiernos le pedimos que nuestro ejido no quede en el olvido y que se repare el camino, pues tendríamos mayores ventajas, serían más cortos los traslados”, compartió Juliana Velásquez, madre de familia. (Con información de El Diario)