Juana Alonso Santizo fue acusada de pertenecer a una banda de secuestradores de migrantes y tras 8 años de un proceso penal lleno de violaciones, según organizaciones, ahora vuelve a su país
Comitán de Domínguez.- Ocho años y seis meses permaneció en prisión Juana Alonso Santizo, indígena chuj acusada de pertenecer a una banda de secuestradores de migrantes que operaba en la frontera norte, pero este domingo volvió a su país que dejó cuando tenía 27 años de edad, con el propósito de buscar trabajo en los Estados Unidos.
Juanita fue liberada por la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas luego de un año de lucha legal. El Instituto de la Defensoría Pública Federal (IFDP) informó ella llegó de Tamaulipas al Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) para ser repatriada.
Originaria del municipio de San Mateo Ixtatán, en el departamento de Huehuetenango, Juanita, como es conocida, salió de su hogar a finales de octubre del 2014 cansada de falta de oportunidades en su comunidad, habitada por indígenas de la etnia chuj que desde los finales de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado, emprendieron el éxodo a los Estados Unidos.
Esos guatemaltecos que salieron rumbo a los Estados Unidos eran “guiados” por los kanjobales de la comunidad vecina de San Pedro Soloma, que temerosos se acercaban hasta el parque nacional Lagos de Montebello, en el municipio de La Trinitaria, desde donde los migrantes por su propia cuenta se aventuraban a seguir hacia Comitán y de ahí a San Cristóbal de las Casas, Tuxtla y la frontera norte.
Poco a poco perdieron el miedo y años después, los coyotes de San Pedro Soloma cobraron fama, por lo que las familias de guatemaltecos que querían llegar a los Estados Unidos empezaron a pagar a los “guías” para llegar a la frontera note, cuenta una autoridad local de Nentón, que pide no ser identificado porque es conocido de los hijos y nietos de los primeros coyotes kanjobales.
La historia de Juanita en busca del sueño americano
Juanita tenía 27 años de edad cuando le dijo a su padre que quería ir a los Estados Unidos para trabajar y mandar dinero a su comunidad como lo han hecho los migrantes de San Mateo Ixtatán y de miles de comunidades guatemaltecas.
Pero al llegar a Reynosa, Tamaulipas, Juanita y otros migrantes de Honduras fueron secuestrados en una casa, hasta donde llegó la Policía Estatal para rescatarlos, pero una mujer de origen hondureño acusó a la guatemalteca de “ser parte de la banda” criminal.
Los familiares de la guatemalteca han dicho que Alonso Santizo dejó su hogar en agosto del 2014 pero durante el trayecto entre su comunidad a Reynosa no tuvo comunicación con los otros migrantes del grupo porque no hablaba español. Cuando llegó a la frontera norte, el coyote le dijo a la joven que “estaba cerca de entrar” a los Estados Unidos, explicaron.
Así pagó 500 quetzales, unos mil 500 pesos, pero se pospuso el cruce de la frontera porque en esos días tenía gripa, “estaba en sus días” y se sentía mal de salud, hasta que fue secuestrada con dos hondureñas, una mujer adulta y su hija.