Las armas de fuego superaron a los accidentes de automóvil como principal causa de muerte entre los menores estadounidenses, según datos oficiales que muestran un fuerte incremento de asesinatos con armas como la masacre en una escuela de Texas que se cobró la vida de 19 niños.
En términos generales, 4 mil 368 niños y adolescentes de hasta 19 años fallecieron por causa de disparos en 2020, una tasa de 5.4 por cada 100 mil, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Casi 60 por ciento de las muertes fueron homicidios, 30 por ciento suicidios, apenas 3 por ciento fueron decesos no intencionados, y 2 por ciento corresponden a intentos no esclarecidos.
Una pequeña cifra fue categorizada como «intervención legal» o autodefensa.
En comparación, hubo 4 mil 36 decesos relacionados con vehículos, la anterior principal causa de muerte en ese grupo etario.
La brecha se fue cerrando desde que en las últimas décadas se mejoraron las medidas de seguridad en el tránsito mientras que las muertes por armas fueron creciendo.
«Desde los años de la década de 1960, continuos esfuerzos estuvieron dirigidos a evitar las muertes por vehículos a motor», escribieron los autores de una carta publicada en el New England Journal of Medicine (NEJM) y contrastaron la situación con la de las armas de fuego cuyas reglamentaciones, en cambio, han sido atenuadas.
De acuerdo con otra carta publicada en la misma revista, las líneas de tendencia se cruzaron en 2020, último año del que se disponen datos.
Los autores advirtieron que los nuevos datos son consistentes con otras evidencias de que la violencia con armas aumentó durante la pandemia de Covid-19 por razones que aún no están totalmente claras.
Sin embargo, aclararon, que «no puede suponerse que se revertirá a los niveles pre-pandemia».
Las muertes por armas de fuego en 2020 impactaron desproporcionadamente a niños negros y adolescentes, las cuales fueron cuatro veces mayores a las de menores blancos para los cuales los vehículos siguen siendo su mayor amenaza.
Los varones están seis veces más expuestos que las mujeres a morir por armas de fuego.
En lo que hace a regiones, la capital de Estados Unidos, Washington, tiene la mayor tasa seguido por Luisiana y Alaska.
Holden Thorp, editor jefe de la revista Science, publicó ayer un editorial en el que llamó a investigar más el impacto de las armas en la salud pública para así avanzar en cambios de política.
«Los científicos no deben quedarse al margen y ver cómo otros luchan contra esto» escribió.
«Una mayor investigación del impacto de la posesión de armas en la salud pública dará más evidencias de sus mortales consecuencias».
El especialista alegó que enfermedades mentales severas, a menudo consideradas causales de tiroteos masivos, son prevalentes en niveles similares en otros países que no padecen frecuentes tiroteos masivos.