Un estudio encontró en esta ‘trampa natural’ residuos minúsculos de fibras textiles, de pintura utilizada en las señales viales, así como partículas provenientes de neumáticos.
Un nuevo estudio concluye que las telarañas son receptores de microplásticos y otros contaminantes del aire, ya que estas partículas quedan adheridas a la red tejida por los arácnidos, informa Sciense Alert.
Para llevar a cabo la investigación, la estudiante investigadora Rebecca Süßmuth, de la Universidad Carl von Ossietzky de Oldenburg (Alemania), recolectó telarañas situadas a dos metros del suelo en una parada de autobús de la ciudad de Oldenburg.
Tras analizarlas en laboratorio, constató la presencia en ellas de diferentes tipos de microplásticos que habían quedado adheridos a las hebras.
El 90 % de los microplásticos eran variaciones de tereftalato de polietileno, un polímero muy común que, probablemente, provenía de fibras textiles. Tambien detectaron partículas de C-PVC, un homopolímero de PVC que, supuestamente, provendría de la pintura utilizada para las marcas viales, explica el estudio publicado por la revista Sciense Direct.
También encontraron en la telaraña partículas de desgaste de neumáticos finamente molidas, que se desprenden de la parte exterior de la rueda durante el frenado y la aceleración. A pesar de que el caucho de los neumáticos no es plástico, se incluye en la definición de contaminante, ya que es un producto sintético.
De este modo, las telarañas mostraron su eficacia como trampas naturales que permiten monitorear de manera sencilla y económica el grado de contaminación de algunas partículas presentes en el aire. Además, se trata de un método muy factible, que ya ha sido utilizado por los científicos para diversas pruebas ambientales.