La política de austeridad de la actual Administración podría arriesgar el rescate que la banca pública y el sector privado realizaron con Altán Redes, empresa que opera la Red Compartida.
De no ofrecer sueldos competitivos o comprar insumos de menor calidad en aras del ahorro, la viabilidad de la Red Compartida, proyecto constitucional que busca dar cobertura de internet al 92.2 por ciento de la población, estaría en duda.
«Tenemos que empezar por considerar el tema salarial. Si va a haber limitaciones para pagar a los empleados no van a poder reclutar bien. Hay instancias que maneja el Gobierno, como ahora Altán, que no pueden manejarse con una instancia de Gobierno como tal.
«No puedes ahorrar en talento porque otros Telcel y AT&T, por ejemplo, no se van a tentar el corazón a la hora de robar talento que es valioso», dijo Mony de Swaan, ex comisionado presidente de la desaparecida Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).
Aunque tienen aspectos a favor, como la existencia de fibra desplegada, espectro y una base de clientes, es necesario que no se aplique la austeridad republicana solo por seguir el discurso del ahorro.
«Esperemos que pronto presenten un plan que nos haga sentido. A nadie nos conviene que Altán salga del mercado, ni en materia de conectividad, ni por la inversión que se realizó», opinó De Swaan.
El Gobierno, a través de la banca pública, aportará 41 por ciento de los 388.1 millones de dólares que se usarán para el rescate de Altán Redes.
Los accionistas tuvieron que poner como garantía una parte de sus acciones con todo y derechos políticos para la nueva deuda.
Así, aunque el Gobierno no es accionista si es el tenedor de los derechos políticos de las acciones y el propietario mayoritario de las mismas.
Si el manejo de la empresa no es el adecuado por parte del Gobierno, la Administración estaría dando la razón a los detractores del rescate de Altán.
«Muchos de estos detractores son los mismos quienes hubieran querido comprar la empresa en el concurso mercantil», consideró el ex comisionado.
Antes de que Nextel y Iusacell se fusionaran en AT&T México, la intención de la red compartida era que estos dos operadores pudieran acceder a infraestructura, explicó De Swaan, quien estuvo involucrado en la concepción de la red.
Ahora, la permanencia de Altán Redes también garantiza que se evite la concentración de la infraestructura, espectro radioeléctrico y el mercado mayorista de redes entre dos concesionarios: Telcel y AT&T, mencionó el ex comisionado.
«La Red Compartida como concepto es buena y puede tener futuro, el problema fue la administración de la empresa que manejó la red», comentó.
El fracaso de Altán podría ser el golpe de suerte para el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pues en esta Adminsitración no ha habido avances en la materia.