Actividades digitales como enviar correos electrónicos también podrían contribuir a la emisión de dióxido de carbono y a la contaminación ambiental.
Excelsior
Si de disminuir los niveles de contaminación se trata, ayudarás no solo evitando consumir artículos de plástico, comprando productos a granel en tus propios recipientes, prefiriendo la bicicleta como medio de transporte o evitando comprar cosas innecesarias. Tener tu bandeja de correo electrónico vacía y enviar y recibir sólo los correos necesarios también contribuye a salvar el planeta.
En temas de contaminación atmosférica, la atención se centra en los principales causantes del problema, como la quema de combustibles fósiles para fabricación de artículos o el uso excesivo de automóviles, entre otros.
Sin embargo, algunas actividades cotidianas digitales, como enviar correos electrónicos también podrían contribuir, aunque en cantidades menores, a la emisión de dióxido de carbono (CO2) y a la contaminación ambiental.
Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) son herramientas que facilitan la vida de muchas personas, pero también generan estragos en el medio ambiente. De hecho, difundir un comunicado laboral o recibir aquellas promociones por correo electrónico podría ser un factor que incremente la contaminación atmosférica.
De acuerdo con la agencia de investigación estadounidense, Grupo Radicati, antes de la pandemia se enviaron y recibieron cerca de 246 mil millones de correos electrónicos al día, a nivel mundial.
Por lo tanto, los centros de datos, donde se procesa y resguardar dicha información en la nube, requieren de grandes cantidades de energía eléctrica para mantenerse en funcionamiento.
La cuestión es que, cada año, el consumo de energía eléctrica de los procesadores va en aumento, y se prevé que para el 2030 la cifra aumentará a 353 terawatts-hora (TWh), según el miembro del departamento Sistemas de Información Empresarial de la Universidad de Twente, Países Bajos, Dr. Martijn Koot.
Aproximadamente un megawatt-hora equivale a 0.423 toneladas de CO2. De tal manera, si en ocho años se alcanza la cantidad de energía eléctrica prevista por procesadores de datos, se habrían producido cerca de 160 millones de toneladas de CO2 para ese entonces.
La contraparte positiva de las TIC
Si bien, es un hecho que las TIC y las prácticas digitales, como enviar, recibir o guardar correos electrónicos, dejan una huella de carbono. En comparación con otras actividades, el riesgo de una crisis ambiental es mínimo.
De hecho, los expertos de la compañía de tecnología Ericsson, señalan que la sustitución de soluciones tradicionales por las TIC podrían reducir los efectos negativos que dañan al medio ambiente en un 15 por ciento.
Esto sería posible ya que contaminan menos que las hojas de papel las cuales causan la deforestación y gasto de recursos naturales, la quema de combustibles fósiles para mensajería o consumo excesivo de energía eléctrica y emisión de dióxido de carbono para producción de insumos de papelería.
A pesar de ello, es importante considerar que los correos electrónicos también generan gases efecto invernadero y no está demás revisar la bandeja de entrada y eliminar aquellos mensajes sin importancia de la bandeja de entrada, además de darte de baja en listas de distribución que ya no te son útiles. Esto ayudaría a reducir las emisiones de gases y disminurir las más de nueve millones de muertes en el mundo por contaminación.