Por: Jesús Medina
El asado de puerco se convirtió en el platillo favorito de los migrantes, nuevo para ellos, lo probaron en el camino de Monterrey a Monclova y señalan que sabría mejor con carotas que con arroz.
Tras ser escoltados por agentes elite y de Fuerza Civil para que abandonaran Nuevo León, los migrantes están avanzando desde la tarde del jueves con destino a Monclova, es una caravana de al menos mil 200 migrantes.
Denilson, un migrante integrante de la caravana, fue quien al recibir la primera ración de asado de puerco pidió más.
Es un platillo nuevo para ellos y al correrse la voz, la mujer que les había regalado el platillo, tuvo que hacer nuevamente el guiso a base de chile colorado y carne de cerdo.
Lo pidieron con carotas, frijoles en México.
A los migrantes se les dio el platillo con tortillas de maíz y se les informó que también se come con tortilla de harina.
Para poder alcanzar el «sueño americano», Edilson recordó que él y un grupo de 200 venezolanos están pasando por un verdadero infierno.
Altas temperaturas, falta de apoyos oficiales para desplazarse y un sinfín de dificultades marcaron su paso en Nuevo León.
Ayer, tras caminar durante la noche del jueves y la madrugada del viernes poco más de 50 kilómetros, desde la Central de Autobuses hasta el Municipio de Mina, la caravana de migrantes se detuvo descansar.
«Caminamos de noche y madrugada, el sol nos dañaría», aseguró mientras comía asado de puerco, un plato nuevo para él y para los migrantes que vienen en la caravana, tanto les gustó, que pidieron más, esto en el patio de un rancho y restaurante sobre la Carretera 53 a Monclova.
«La gente nos ha ayudado mucho, comida, ropa y hasta zapatos».
El asado de puerco los cautivó y se les tuvo que hacer un racionamiento extra.
Aylín, otra migrante, también está agradecida con los apoyos que recibieron de los regios.
«Estamos contentos porque ya nos estamos moviendo, pero nos da miedo que en la carretera nos detengan otra vez», comentó la mujer, quien viaja con dos de sus hijos.
Escoltados por Fuerza Civil, los migrantes avanzaron por la Carretera a Monclova y dejaron Mina ya en el atardecer de viernes, amanecieron kilómetros antes de los límites con Coahuila.
Los migrantes durmieron afuera de un restaurante cerrado, bajo fachadas, en una vulcanizadora y en patios de vecinos que decidieron apoyarlos.
«Esto está muy bueno, ¿puedo pedir otra vez?», preguntó Denilson, tras recibir un plato de asado de puerco con arroz por parte de la integrante de una Iglesia Cristiana.
«¿No tiene caraotas (frijoles)?», preguntó.
En Monterrey, los venezolanos tuvieron dificultades para comprar boletos de autobús y para salir de la Central de Autobuses.
«Tuvimos que protestar para que nos dejaran caminar, parecía que estábamos en Venezuela», comentó Jonas.
«Comer, comprar agua y hasta para dormir, para todo batallamos».
Todos se mantienen en comunicación mediante WhatsApp.
El grupo avanzaría entre la noche y madrugada de hoy cerca de 80 kilómetros hasta la frontera con Coahuila.
Luego avanzaría otros 50 kilómetros hasta Castaños, donde descansarán y desde ahí planear cómo llegar a Monclova.
«Ojalá en Monclova nos apoyen, porque en Google Maps dice que son como 300 kilómetros», explicó otro migrante identificado como Osmar.