Omar Velázquez
Don Jesús Martínez, un padre ejemplar que trabajando el mármol dio el estudio a sus 3 hijos, y también los enseñó a desempeñar la laboriosa actividad del mármol.
Por más de 60 años don Jesús ha desempeñado la labor de marmolero, realizando lápidas y todos los productos relacionados con el mármol y al paso del tiempo se logró consolidar como uno de los mejores en su oficio.
Todo comenzó cuando él trabaja en la obra civil, oficio donde no lo querían por su estatura, «comencé en la obra, pero pues no me querían porque estaba muy chaparro» dijo.
«Me pagaban 8 pesos; un día llego con mi papá, él trabajaba de panteonero y me dice que unas personas le dejaron dinero para un trabajo, le dieron 600 pesos, entonces yo le pregunté que cuál y se trataba de hacer una lápida», comentó.
Agregó que al ver esa cantidad de dinero pensó que ahí estaba su futuro, 600 pesos era mucho más dinero que el ganado en una semana de duro trabajo en la obra civil.
Ahí fue donde inició su pasión por la marmolería, pero no sabía todo del oficio, por lo que buscó acercarse a los expertos en el tema para aprender y así poder desempeñar su labor.
«Me acerqué con los marmoleros que había aquí y me dijeron que sí me enseñaban, pero lo primero que tenía que hacer era tomarme una cerveza y pues me estaban enseñando a tomar y no a trabajar», señaló.
Don Jesús decidió emigrar a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde había más posibilidad de aprender las técnicas necesarias para convertirse en lo que hoy es su pasión, un marmolero reconocido.
«Me colé con una persona allá en Monterrey, era una persona ya grande que tenía 3 hijas y eran las que le ayudaban, yo llegué y me puso a trabajar en un cuadro para ver si sabía trabajar el mármol, Don Benito me dijo, oye pues sí sabes y me dio trabajo, pero yo quería aprender».
Don Jesús volvió a Monclova y comenzó con su negocio que poco a poco fue creciendo, al paso de los años, donde con sus hijos a mediana edad comenzó a enseñarlos a trabajar en el negocio.
«Un día me dice uno de mis hijos que quería unos zapatos y un pantalón, y pues le dije tállale ahí (cuadro de mármol) de ahí saldrá el dinero y pues mi hijo empezó a tallar y tallar y se desesperó porque no veía que saliera el dinero; hasta que acabó fue cuando le dije, mira aquí está el dinero, de eso que hiciste salió para tus zapatos», dijo.
Y de esa manera don Jesús fue trasmitiendo el oficio a sus hijos, con el cual logró darles estudio, y mantener a su familia por más de 60 años.