Por Wendy Riojas
El dolor de no despedirse de un ser querido que falleció por Covid sigue intacto; María Celia Torres Venegas de 74 años acudió ayer al Panteón Guadalupe para visitar la tumba de su esposo José Carlos Herrera, quien murió por Covid en el año 2020 y de quien lamentablemente no pudo despedirse.
Mientras le colocan su caguama y su música favorita con la bocina de un automóvil, María Celia Torres Venegas, llora frente a la tumba de su esposo a quien no pudo ver ni hablar días antes de su muerte.
José Carlos trabajaba en el área de intendencia en CEDIF Monclova, tenía 72 años y en diciembre del 2020 se enfermó de Covid-19, justo cuando su esposa María Celia se encontraba hospitalizada en la clínica 7 por la misma enfermedad.
En la entrevista relata: “Yo salí del hospital el 12 de diciembre y a él lo internaron el 11 de diciembre, por un día no lo alcancé (llora) cuando yo salí, él ya estaba internado, nadie lo pudimos ver, lo intubaron”.
Con profundo dolor, menciona: “Un día me habló por teléfono y le dije que ya estaba cansada de estar en el seguro y me dijo ‘ya vas a salir, me dijeron que mañana’, pero salí hasta el tercer día y no lo alcancé”.
Y refiere: “Pero, lo internaron el día 11 de diciembre, cuando habló conmigo dicen que andaba que se sentía mal, que lo miraban triste, porque en ese momento se le fueron 3 hermanos y yo estaba hospitalizada”.
María Celia refiere que en ese lapso, (un mes y medio), falleció Amelia, Elisa y Elibrando Herrera, hermanos de su esposo José Carlos Herrera, a quien posiblemente se le cargó la tristeza y la preocupación.
Y declara: “Fallecieron sus 3 hermanos y al último él, y yo no lo vi porque estaba internada, ya no me despedí de él, ni nada, fue muy difícil para mí (llora desconsolada) acabamos de cumplir 50 años de casados”.
Una de las encomiendas que les dejó José Carlos Herrera era que lo siguieran festejando en su cumpleaños, el 31 de mayo, aunque, él cada fin de semana decía que cumplía años y ponía su música favorita.
“Era una persona muy servicial, nunca decía que no, su pérdida fue muy dura para mí, él cada fin de semana sábado y domingo ponía su música y tomaba, era muy alegre y muy buena persona”, recuerda doña Celia.