Los altos índices de violencia en México trastocaron este lunes la comunidad de Cerocahui, en el estado de Chihuahua, donde dos sacerdotes jesuitas fueron asesinados en su propia parroquia luego de que intentaron ayudar a un hombre herido que también fue ejecutado por miembros de la delincuencia organizada.
Los sacerdotes ultimados son Javier Campos Morales, El Gallo, y Joaquín César Mora Salazar, El Morita, cuyos cuerpos fueron sustraídos después de su ejecución, por lo que la sociedad civil y religiosa exigen un cese a la violencia que se ha recrudecido durante la administración morenista, así como la recuperación de los cuerpos de los clérigos.
Los hechos ocurridos en la en la sierra Tarahumara se registraron cuando los sacerdotes de 78 y 80 años le daban refugio al guía turístico Pedro Palma, de 60 años que era perseguido por hombres armados, quienes irrumpieron en el templo a balazos y asesinaron a los tres, confirmó la Fiscalía Estatal.
Además de los clérigos y el guía, otras cuatro personas fueron secuestradas la mañana del lunes en esa pequeña comunidad de poco más de mil habitantes; dos hombres, una mujer y un menor de edad, según dieron a conocer las autoridades locales, teniendo como principal sospechoso a un líder criminal de la zona, José Noriel Portillo, alias El Chueco.
La región vive asediada por el control del crimen organizado con miles de desplazados y asesinados, así como la impunidad absoluta que sufre no solo esta zona, sino muchas otras en todo el país, en una administración federal que no ha dado resultados en materia de seguridad gracias a una estrategia pobre y débil contra la delincuencia.