CIUDAD DE MÉXICO.-Tras el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, la comunidad de Cerocahui, en Chihuahua llora, aseveró el cura Javier Ávila, conocido como el padre «Pato».
El jesuita contó en entrevista con Grupo REFORMA que el martes visitó ese pueblo de la Sierra Tarahumara, donde encontró lágrimas y lamentos por el crimen que les arrebató a dos personas que ayudaban al necesitado.
«Eran muy tranquilos los dos, vivían en paz, vivían en mucha relación con el pueblo, con la gente. Los querían mucho. No eran nada conflictivos, nada, eran tranquilos; no había ningún señalamiento que dijeran ‘con razón los mandaron matar’. No, para nada», señaló.
«Buenos pastores y, le digo, era gente muy querida en su comunidad, tan querida que ahorita la comunidad está lastimada, está triste, está adolorida con los acontecimientos».
Ávila señaló que el también sacerdote Jesús Reyes, quien presenció el asesinato de sus hermanos el pasado lunes, aún no sabe por qué a él no le disparó José Noel Portillo, alias «El Chueco», líder de una organización criminal que fue señalado como autor del doble homicidio.
El criminal, indicó, le pidió perdón a Reyes y él le aconsejo retomar el camino del bien.