Uno Tv
Científicos descubrieron el secreto de la eterna juventud: ser una tortuga. Y es que, dos estudios publicados este jueves en la revista Science revelaron escasa evidencia de envejecimiento entre ciertas especies de sangre fría, lo que desafía una teoría de la evolución según la cual, la senescencia, o el deterioro físico gradual, es un destino ineludible.
En uno de los estudios, los autores recopilaron datos de campo de largo plazo que comprenden 107 poblaciones de 77 especies, incluidas tortugas, anfibios, serpientes, cocodrilos y ranas, encontrando “ejemplos de envejecimiento insignificante”, explicó la bióloga e investigadora principal Beth Reinke, de la Universidad del Noreste de Illinois.
Reinke dijo que “el envejecimiento o la senescencia insignificantes no significa que sean inmortales”, sino que “significa que existe la posibilidad de morir, pero que esta no aumenta con la edad”.
Para saber esto, los investigadores utilizaron una técnica llamada “marcar-recapturar”, por la cual cierto número de individuos son primero capturados y etiquetados y luego los investigadores los siguen a lo largo de años para ver si los encuentran nuevamente, derivando estimaciones de mortalidad basadas en probabilidades.
Y también recopilaron datos sobre cuántos años vivieron los animales después de alcanzar la madurez sexual y utilizaron métodos estadísticos para producir tasas de envejecimiento.
Aunque hubo informes individuales como el de Jonathan, la tortuga de las Seychelles que cumple 190 años este año, estos fueron considerados anecdóticos, dijo a la AFP David Miller, investigador de la Penn State University y autor de uno de los trabajos.
Y es que se sabe que los ectotermos, seres vivos los cuáles no son capaces de generar por ningún proceso metabólico o fisiológico su propio calor interno, tienen metabolismos más bajos y envejecen más lentamente que los endotermos, es decir, los organismos que generan internamente su propio calor y presentan metabolismos más altos.
Sin embargo, los autores de este nuevo estudio encontraron que el metabolismo no juega un papel tan central como pensaban anteriormente.
“Aunque había ectotermos que envejecían más lentamente y vivían más que los endotermos, también había ectotermos que envejecían más rápido y vivían menos”, indicaron.
Reptiles envejecen más rápido que los anfibios
El estudio también demostró que al observar directamente las temperaturas promedio de una especie, en lugar de la tasa metabólica, que los reptiles más cálidos envejecen más rápido, mientras que lo contrario ocurre con los anfibios.
Y que animales con rasgos físicos protectores, como las tortugas, vivieron más tiempo y envejecieron más lentamente en comparación con los que no los tenían.
“Un caparazón es importante para el envejecimiento, porque hace que una tortuga sea realmente difícil de comer, permitiéndoles vivir más tiempo”, dijo Miller.
Dicho estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud, que está interesado en aprender más sobre el envejecimiento en ectotermos, o especies de sangre fría, y aplicarlo a los humanos, que son de sangre caliente.
Tortugas envejecen menos
Un segundo estudio realizado por un equipo de la Universidad del Sur de Dinamarca y otras instituciones aplicó métodos similares a 52 especies de tortugas en poblaciones de zoológicos y encontró que el 75% mostraba un envejecimiento insignificante.