Por Wendy Riojas
Zapatero: un oficio que se niega a morir. Don Guillermo Guajardo Macías de 69 años es uno de los pocos zapateros que sigue operando en Monclova y la Región Centro desde hace más de 33 años, el inicio en el año de 1989, en uno de los oficios que se resiste a perder su brillo en pleno 2022.
Visitar su local ubicado en la Calle Cuauhtémoc de la Colonia El Pueblo de Monclova es como viajar en el tiempo. Al interior tiene un radio antiguo (donde escucha su estación favorita) dos calendarios, un abanico pedestal, fotografías e imágenes religiosas.
También tiene un anaquel repleto de calzado que dejaron olvidado hace meses o años, cintos y bolsas que han sido reparadas o remachadas para las damas, algunas, que fueron adquiridas con gran valor económico.
En la entrevista, relata: “Yo inicié desde 1989; cuando salí de la empresa Altos Hornos de México por reajuste. El negocio era de mi papá José Guajardo Montemayor quien inicio siendo aprendiz de zapatero desde los 12 años”.
Recuerda que su padre tenía su negocio en la Calle Miguel Hidalgo de la Zona Centro de la Ciudad y posteriormente en la Calle Ildefonso Fuentes e Ignacio Zaragoza entre los años 60’s 70’s y 80’s en Monclova.
“La ultima ubicación fue en la Calle Ildefonso Fuentes de la Zona Centro, pero, murió mi padre. Y todos los hijos saben reparar (6 hombres y una mujer), porque salíamos del trabajo y nos íbamos con mi papá”.
Y agrega: “Tras la muerte de mi padre nos venimos a la calle Cuauhtémoc de la Colonia El Pueblo y mi madre empezó a recibir el calzado y nos decía ‘tu haz esto’, ‘tu haz lo otro’, porque vivía aquí, pero ya murió”.
El siguió su negocio “Reparación de Calzado Guajardo”, a pesar del panorama, ya que, continúa teniendo una fiel clientela, aunque, con una disminución en comparación a décadas atrás por la falta de interés de nuevas generaciones.
Don Memo Guajardo relata que tiene clientes de Estados Unidos y de España, así como de 3 generaciones de Monclova y la Región Centro (abuelos, padres e hijos) que lo conocen y lo saludan en la calle con mucho cariño.
GENERACIONES ACTUALES TIRAN CALZADO
Don Guillermo, explica, que en los últimos años la gente opta por tirar el calzado ‘dañado’ que repararlo, ya que, ahora los elaboran con material sintético cuando anteriormente los elaboraban de cuero.
“Ahora está más calmado. Ya vienen desechables los zapatos, no se pueden arreglar, se tiran, ya no sirven, es puro material sintético antes eran de piel, muy buenos, por eso los reparaban porque duraban muchos años”.
“En la actualidad hay zapatos de diversos materiales, pero hace décadas estaban hechos de piel y eran caros, valía la pena repararlos y ahora, estamos en la era del sintético y la gente se va a lo económico”.
Aun así, ofrece el servicio de reparación de calzado cobrando 70 pesos por reparación de tapas, 130 pesos por reparación de tacones y 300 pesos por reparación de suela y tacones, aunque esté último es difícil que lo pidan.
Además, ante la escasez de trabajo, Don Memo optó por reparar o remachar bolsas para dama, correas o cintos, ya que, se ha perdido la tradición de reparar el calzado, como lo hacían nuestros padres o abuelos.
SOLO QUEDAN 4 ZAPATEROS
Don Memo relata que en la Ciudad de Monclova únicamente quedan 4 zapateros, sin embargo, teme que con el paso del tiempo el oficio desaparezca por completo en la Ciudad del Acero y en la Región Centro.
“Si creo que desaparezca…De mis hijos nadie le siguió y la gente ahora desecha los zapatos, ya no los arreglan…Mis hijos me dicen que me retire, pero les digo ¿Y qué voy a hacer en la casa?, mientras pueda caminar aquí seguiré”.
Por último, dice con orgullo que sacó adelante a sus 3 hijos con el oficio de zapatero, ya que, tiene un hijo ingeniero, un hijo contador público y una hija licenciada en Economía, de quienes está muy orgulloso.