“Héctor”, “Rigoberto”, “Hércules”, “Venus” y “Tlaxcala”, es como fueron bautizados perros que estaban en situación de calle o abandono y que, tras ser rescatados, ahora forman parte de la Unidad Canina de la Policía Municipal de Ecatepec.
Después de que fueron encontrados con alguna enfermedad, como desnutrición o tumores o que ya no podían seguir siendo mantenidos por sus dueños, personal de la corporación se hizo cargo de ellos para sanarlos, entrenarlos y adiestrarlos.
Con la preparación que recibieron, ahora los canes participan en operativos de mochila segura en escuelas o de transporte público, en donde son capaces de detectar con su olfato narcóticos o armas de fuego.
Para que logren identificar los estupefacientes, fueron entrenados con aromas sintéticos.
El policía Jorge Cruz Luna, encargado del Agrupamiento de Caballerías y Unidad Canina de la Policía de Ecatepec, explicó que los ocho perros que conforman esa área son rescatados, motivo por el que no han realizado gastos mayores en adquirir animales.
Pues una práctica recurrente de otras corporaciones policiacas, dijo, es que compran a los canes en criaderos.
“Una vez que las mochilas (de los estudiantes) están al frente, que están seguros que el perro no va a tener ningún contacto con algún joven, entramos de manera inmediata.
“El perro lo pasamos por la mochila y si el perro nos hace algún marcaje, los padres se dan a la tarea de revisar, porque los perros tienen la habilidad detectar armas, cartuchos detonados y no detonados, metanfetaminas, cocaína y mariguana”, explicó Cruz en entrevista.
Entre las historias de los canes rescatados, está la de “Hércules”, un labrador que había sido tirado a la basura a 20 días de haber nacido, porque sus dueños recientemente habían tenido un bebé, recordó.
Mientras que la familia de la que era parte “Venus”, una pastor belga malinois, consideró que no cumplía las características del perro que deseaban, razón por la que buscaron deshacerse de ella en la calle.
En una ocasión, cuando elementos de la dependencia viajaron a Tlaxcala, encontraron a una perra criolla desnutrida que deambulaba en la vía pública.
Decidieron adoptarla y bautizarla con el nombre de ese estado. Junto con “Héctor”, otro perro que estaba en situación de calle y que tenía un tumor, acompaña los recorridos que hace la Policía Montada.
“Primero, me da coraje (las situaciones de abandono), después, cuando los rescatamos y ya están bien, tienen su pelo otra vez brilloso, ya los ves contentos, me da gusto. Siento bonito, esa emoción”, expresó Cruz.