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“Ya dio la orden el padrino Erick de pararlo y como va”, fue el mensaje que compartió “Dago”, en el grupo de líderes del anexo Escudo de Salvación, de ciudad Frontera, pidiendo un castigo brutal para Jesús Alfredo Salayandia, según los dichos del militante Jesús Uribe.
Trascendió además por medio de testigos, presentes cuando los hechos se dieron, que a través de audios enviados por Erick Abismael Alfaro, dueño y Director del anexo, pidió al padrino “Sheiman” darle con todo a “Jesse”, quien terminó muerto sujetado a una tabla, para forzarlo a mantenerse de pie.
Jesús Uribe, quien es ex interno y “padrino”, en el anexo donde Jesús Salayandia fue asesinado el pasado viernes, reveló que efectivamente los internos eran víctimas de golpes y castigos severos por desacatar las reglas, tal fue el caso del hoy occiso.
Detalló que, la víctima tenía ya un antecedente de intento de amotinamiento, motivo por el cual se le había notificado a su familia que sería sometido a un castigo de mantenerse de pie por tres días consecutivos en el área de regaderas, lugar donde se aplicaban estas sanciones.
Argumentó que, el castigo se aplicó luego de que fueron los mismos internos, quienes dieron a conocer que el hoy occiso había planeado realizar un motín e incendiar las instalaciones, acto que fue evitado días antes de la tragedia gracias al castigo.
Mencionó que, desde el jueves por la tarde noche, Salayandia, trató de inducir a los internos a fugarse del anexo, acto que fue sorprendido por los “padrinos”, quienes dieron aviso a Erick Alfaro dueño y Director del anexo.
Señaló que, “Sheiman”, y Daniel, son los “padrinos”, que se encontraban a cargo del anexo la noche del jueves y por la mañana del viernes entregaron turno a Dagoberto de la Cruz, quien fue el que dio aviso a Erick Alfaro de lo que sucedía.
Manifestó que, una vez que “padrino”, (Erick), se da por enterado del reporte hacia Jesús Salayandia, ordena no tener piedad alguna y aplicarle a severos castigos y mantenerlo de pie el tiempo necesario.
Descartó que, en el interior se haya registrado una riña entre internos y “padrinos”, asegurando el castigo fue para Jesús, a quien ataron de pies y manos en una tabla para obligarlo a mantenerse de pie, mientras que, ante las amenazas de fugarse 13 internos más fueron castigados colocándolos de pie.
“El solo se dejaba caer ya cuando estaba amarrado, nadie lo golpeó, las lesiones el mismo se las provocó al igual que las otras personas que eran castigados de la misma manera, por no mantenerse de pie se caían solos, pero los padrinos no nos pegaban, ellos solo se defendían si atentaban contra ellos”.
El ex interno entrevistado, dijo no haber estado presente el día de la tragedia, sin embargo, en el grupo de comunicación que tenían los líderes del anexo, se Dagoberto, compartió un mensaje donde informó que fue orden directa de Erick Alfaro no tolerar rebeldías de los internos.
Sin embargo, su dicho contrasta con versiones de ex internos quienes sí estuvieron presentes el día de los hechos, señalando que no sólo los obligaban a mantenerse de pie, sino que además fueron golpeados de forma brutal, a uno de los castigados le rompieron la mandíbula, otro recibió un puñetazo en un ojo y con Jesse se ensañaron más al ubicarlo como cabecilla del intento de fuga.
“ES DURO PERO NECESARIO”
Jesús Uribe, aseguró que las versiones que hoy salen a la luz pública de mal trato físico y mental vividas en el interior del anexo, son efectivamente ciertas, sin embargo, el las considera como parte del proceso de rehabilitación lo cual le ayudó a salir del mundo de las drogas.
Informó que, para ser ascendido como “padrino militante”, él se enfrentó a un proceso de sanación por 6 meses, donde al igual que el resto de los internos, fue víctima de golpes y castigos cuando no obedecía las indicaciones, acto que es repetitivo por mal comportamiento.
Comentó que, cuando los internos recibían visitas por sus familiares, eran acompañados por un “padrino”, o interno de confianza, esto con la única finalidad de intervenir si era necesario ante alguna manipulación del interno para convencer a su familiar de salir del anexo.
Confesó que, si eso sucedía eran sometidos a un castigo, el cual entre ellos conocían como un “4”, que se trataba de hacer sentadillas por tiempo definido de acuerdo a su comportamiento o un “7”, si el castigo era mantenerlo de pie por hasta siete días consecutivos.
Indicó que, cuando ya no soportaban mantenerse de pie, eran apoyados en una tabla de madera, donde ataban sus manos para no caer al suelo, que fue lo que ocurrió con Jesse.