Por Wendy Riojas
La fe, el amor y el perdón, son las bases que aplica ‘Cristo Vive’ en la rehabilitación de personas con problemas de adicción a drogas, alcoholismo y conducta; además de ser un espacio voluntario y gratuito.
Kevin Alvarado Córdova de 19 años, quien tiene 3 años en ‘Cristo Vive’, mencionó que en este lugar lo enseñaron a perdonar, a amar, a ser buen hijo, instruyéndose siempre en la palabra de Dios.
Kevin relata que la adicción más grande en su vida fue el odio, el rencor, el orgullo y la soledad, sentimientos que lo hicieron dependiente de la marihuana, el cristal y el alcohol a su corta edad.
Y relata: “Empecé a drogarme a los 12 años, a los 15 años conocí el cristal, fue mi perdición, yo vagaba en una casa donde vendían droga, ahí me daban un plato de comida, era como mi casa”.
Sin embargo, menciona: “Cuando me hablaban de este lugar yo decía: ‘estoy bien’, pero, me iba hundiendo más, tenía mucho orgullo, quería quitarme la vida y miraba a mi madre y decía: ‘algún día la veré muerta”.
Kevin relata que su madre lo abandono cuando tenía 2 años de nacido, incluso, que su padre y sus abuelos lo sacaron adelante, sin embargo, siempre pensó: ‘mi mamá no me quiso, mi mamá me abandonó”.
Dijo que un 2 de agosto, en su cuarto, le pregunto a Dios: ¿Por qué no puedo ser feliz?, ¿Por qué no puedo tener una familia? y al día siguiente llegó una tía y lo llevó a Cristo Vive y ahí decidió cambiar.
“Me trajeron a Cristo Vive y con el paso del tiempo, dentro del ministerio, me di cuenta que era una familia, sentí una paz en mi corazón, una tranquilidad, felicidad, porque la presencia de Dios estaba en esta casa”.
Relata que tiene el deseo de servir a Dios, día tras día, porque siente el amor de una familia, ya que, le han enseñado a amar, a perdonar, a ser buen hijo, instruyéndose siempre en la palabra de Dios.
Y aunque dijo desconocer que métodos aplicaban en un anexo, mencionó, que la diferencia en ‘Cristo Vive’ es la fe, el creer en Dios, un lugar voluntario, gratuito, para las personas que lleguen.
Y explica: “Yo soy él de recepción, cuando una persona llega a la puerta se toma la decisión de internarlo, pero, es un lugar voluntario, gratuito y trabajamos honradamente con una actividad, la venta de burritos”.
Y declaró: A mí en momentos de dificultad me abrazaban, me animaban y si intentaba irme me decían: ‘no te vayas, tú vales mucho para Dios’, y valoras que te dan el amor, que no te atacan y que te quieren ayudar”.
Finalmente dijo que tiene 3 años con el anhelo de servir a Dios, de ser un pastor y declaró: ‘lo vamos a hacer en el nombre de Jesús, luego de que logró perdonar a su madre y actualmente tiene buena relación con su familia.