Al borde de un despeñadero y frente a la Presa Becerra, Gloria García tiene su casa. Sabe del riesgo, pero se ha adaptado a él.
«Siempre estoy con el pendiente de que se nos vaya a caer la casa, con las lluvias, con los temblores, aquí tuvimos que vivir», cuenta Gloria García.
En diversas ocasiones los habitantes de la Colonia Barrio Norte han solicitado a la Alcaldía Álvaro Obregón que, por lo menos, refuerce las cimentaciones de las estructuras ancladas en el voladero.
«Les fuimos a pedir que nos arreglen las bardas de las escaleras, porque no hay protección, podemos caernos en la presa. Ni caso nos hacen, no fueran elecciones, cuando siempre vienen a pedir el voto y hacer promesas», comenta García.
Sin embargo, no es lo único que padecen los habitantes alrededor de la Presa, la cual retiene parte de las aguas negras arrojadas en el Río Becerra. El desprendimiento de viviendas de concreto, socavones en minas e inundaciones, son otros de los problemas.
Barrio Norte es una de las colonias donde las barrancas, por donde descienden los ríos, se urbanizaron, explicó Carlos Rivera, doctor en Urbanismo por la UNAM.
«Existen construcciones no consolidadas sobre las barrancas Río Mixcoac y Río Becerra, y en temporada de lluvias crece el grado de riesgo urbano ante posibles deslizamientos de tierra», indica el especialista.
Agrega que en algunos casos, las autoridades tendrían que valorar la condición de riesgo y dictaminar la reubicación de las viviendas.
Teresa Miranda vive frente al cauce de la presa, le ha tocado ver cómo la lluvia causa estragos en la Colonia.
«Hace unos años, la presa se desbordó y el agua subió metro y medio dentro de la casa, con cubetas tuvimos que sacarla, en otras ocasiones por limpiar la basura de la presa, me ha dado roña», relata.
Aún cuando equipos del Sistema de Aguas de Ciudad de México (Sacmex) desalojaron la basura este año, la presa muestra cúmulos de desechos.
«La misma gente tira la basura, porque el camión que recoge pasa poco y lejos de las casas, uno no cree que dejan costales de cascajo encima de las escaleras para subir a las casas», explica otra vecina, Teresa Rodríguez.
Agrega que la basura acumulada disminuye la capacidad de la presa.
«Cuando llueve siempre estamos al pendiente de que se nos vuelva de desbordar, por eso a cada rato pedimos que la desazolven», pide la habitante.