La senadora panista Xóchitl Gálvez visitó el domingo pasado el fraccionamiento de la «casa gris» en Houston, Texas, que ocupó junto con su familia José Ramón López Beltrán, el primogénito del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Gálvez afirmó en entrevista que pudo corroborar los vínculos de López Beltrán y de su esposa Carolyn Adams con uno de los altos ejecutivos de Baker Hughes, una de las proveedoras más importantes de Petróleos Mexicanos, vínculos de los que se desprendería el sonado conflicto de interés en que habría incurrido el hijo del Mandatario.
En respuesta a la visita que efectuó la senadora a la mansión que ocupó, López Beltrán afirmó que Gálvez había estado en Houston con el equipo de producción de una conductora «con la intención de grabar nuestra casa».
«Se ve que no quieren dejar de molestar con lo mismo. Dejen de acosar y calumniar con sus telenovelas chafas. Aburren con sus mentiras».
Gálvez hizo notar que el dueño de la casa salió después de que un perro ladrara para decirle (en inglés) las mismas palabras: «sus telenovelas chafas…»
Secretaria de la Comisión Anticorrupción en el Senado, Gálvez explicó que decidió visitar la «casa gris» para documentar el posible conflicto de interés en que incurrió López Beltrán en el próximo informe de labores que rendirá en septiembre.
«Uno de los temas que voy a informar es la denuncia que puse en Estados Unidos. Quería tomar unas imágenes de la casa gris para acompañar mi discurso. Fui a levantar imágenes para el informe que daré como senadora en septiembre, ya que uno de los temas relevantes son las denuncias por corrupción de la casa gris, por posible conflicto de interés del hijo del Presidente», detalló.
Gálvez contó que encontró abiertas «de par en par» las puertas del fraccionamiento Jacobs Reserve.
«Entré, vi la casa (en el 1003 de Oakshire Lane, Conroe) y afuera me tomé un par de fotos y grabé un video. De repente ladró un perro, salió el dueño muy enojado y dijo que ya había ido mucha gente.
«Yo le dije que en esa casa había vivido el hijo del Presidente, y amenazó con llamar a la Policía y luego me quitó la tarjeta (de la cámara)».
El dueño de la casa, repuso, no se quiso presentar.
«La que se presentó fui yo y me pidió una copia de mi identificación, le tomó fotos y se ve que inmediatamente le avisó a José Ramón López Beltrán porque pues ya ayer él subió la información», dijo.
«Lo que me llama la atención es que José Ramón diga que yo estuve ‘en nuestra casa’ … ¿No se supone que era de Keith Schilling (el ejecutivo de Baker Hughes)? En una de esas la compró con prestanombres y su subconsciente lo traicionó. El dueño dijo que él no vivía allí, que era su casa ahora. Me preguntó quién era, le dije que era una senadora mexicana que estaba yo investigando el asunto de la casa gris y entendí que dijo que dejáramos de inventar telenovelas chafas, lo mismo que dice José Ramón».
Soy responsable, expuso la panista, de la visita y ojalá López Beltrán tuviera las agallas para reconocer que incurrió en conflicto de interés al vivir en una casa que en ese momento pertenecía a un alto ejecutivo de Pemex y que él siempre negó conocer.
«Esto me confirma que sí se conocían y lo más grave, es que los contratos con Baker Hughes se dispararon de manera impresionante», añadió.
Para Gálvez, el fondo del asunto aflora en el momento en que trascendió que el hijo de López Obrador vivía allí, en la «casa gris».
«Cuando él vivió, los contratos (con Pemex) se fueron al cielo. Allí se podría configurar el conflicto de interés dado que conocían a Keith Schilling», sostuvo.
«Lo que yo confirmo con esta visita es que se conocen, lo cual es el centro de mi denuncia y estoy presentando más elementos al Departamento de Justicia (de Estados Unidos). La casa es impresionante: no es cierto que cualquier persona pueda vivir en ese tipo de residencias. El fraccionamiento es muy bonito. El haber estado allí sí me da una dimensión de dónde vivía y que no es una casa de clase media. Es una zona boscosa preciosa de Houston«.
