Los secretos de una casona de los años 70 salen a la luz poco a poco. Entre pasillos, alcobas, bodegas y lúgubres espacios, el inmueble es depositario de terribles misterios familiares que un niño de 10 años irá descubriendo entre pasmosos momentos.
Llena de suspenso y terror, Juan y sus sombras, novela del escritor sinaloense Alfonso Orejel editada bajo el sello de SM Ediciones, busca contar una historia estremecedora a través de la mirada de un pequeño.
“Es un novela que relata la historia de una familia que vive en una casona de los 70 en el norte de México, pero ésa es una casa llena de misterios, de secretos inconfesables, en la que los protagonistas parecen ocultar muchas cosas: culpa, resentimiento, abandono, dolor, muerte; hay muchos ingredientes emocionales que van configurando la columna vertebral de la historia”, relata el autor.
“Juan es un narrador en primera persona, quien salta hacia el pasado o brinca hacia el presente; da saltos en el tiempo para contar las historias de los ancestros, de la abuela, de la bisabuela, de la tía; aparecen muchas historias personales que a la vez se entrelazan con las de la familia”.
En la historia, la casa ocupa un lugar central, como metáfora.
“El protagonista es Juan, pero la casa también resguarda terribles secretos. Tenía que ser así porque es una casa muy grande, con muchos pasillos, escaleras, con almacenes lúgubres, con personajes raros, animales enigmáticos, llamadas extrañas de media noche. Es una casa embrujada, casi como una criatura misma intolerante a ciertas conductas, con rincones de atmósferas opresivas”, recalca el escritor.
Orejel, también autor de Álbum del olvido y Consumidores de pesadillas, e integrante del Sistema Nacional de Creadores de Arte, se ha desempeñado, a la par de su carrera literaria, como promotor de la lectura entre el público infantil y juvenil, un sector el que, asegura, la narrativa de terror está mostrando un auge.
“Yo siento que sí existe una literatura de terror en México, que está cobrado forma a través de diferentes voces, de distintos autores. Hay algunos autores muy reconocidos, como Bernardo Esquinca, Antonio Malpica, Jaime Alfonso Sandoval…
“También hay muchos jóvenes escritores en este género. Creo que el terror se ha ido ganando el respecto de los lectores, sobre todo porque no es un terror frívolo, no para que pegues el grito, sino que está vinculado a otros temas que tienen que ver con la condición humana”, reflexiona el ganador de reconocimientos como el Premio Nacional de Narrativa Inés Arredondo por su novela La balada del hombre muerto y el Nacional de Poesía Gilberto Owen por el libro Palabras en sepia.
El escritor eligió precisamente a un niño como narrador y protagonista de su nueva novela porque conoce muy bien esta etapa de la vida; ha trabajado para las infancias desde hace mucho tiempo.
“Me ha tocado formar a muchos niños en el gusto por la literatura desde hace más de 15 años, platico mucho con ellos, procuro bajarme a la inmensa altura de sus ojos y, en ese sentido, eso me ha permitido aprender a escuchar, y muchas de las frases que me dicen las tomo y las escribo”.